Darle brillo a un fregadero de acero inoxidable es más fácil de lo que piensas. A menudo estas tareas quedan olvidadas debido a que pareciera complejo hacer que se vea como nuevo otra vez, pero con sencillos ingredientes (no tóxicos) puedes lograr que no sólo se vea, sino que también huela bien.
Necesitas
Utensilios
Lo primero que debes hacer es vaciar el fregadero y retirar todos los platos, cubiertos o rejillas que tengas ahí, para que quede totalmente libre. Con agua caliente, enjuaga los restos de comida o grasa que puedan quedar en el fondo.
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Ahora con una cuchara, toma un poco de bicarbonato de sodio y colócalo en toda la superficie del fregadero hasta que quede una fina capa. Con una esponja (del lado suave), empieza a tallar para limpiarlo. Pon especial empeño en las áreas donde encuentres una mancha.
El agua y el bicarbonato de sodio formarán una pasta que permitirá limpiarlo sin rayar el acero inoxidable. ¿Recuerdas el limón? Bueno, ahora pártelo por la mitad y limpia con cada mitad el fregadero, para que ahora el limón y la pasta se mezclen y la limpieza sea mucho más efectiva (además de que eliminará cualquier mal olor que haya) y enjuaga con agua.
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El vinagre te ayudará a limpiar las manchas de agua estancada de tu fregadero. Para eso deberás colocar un poco de vinagre en la botella con atomizador y rociarlo por todo el fregadero. Después pasa el paño y, en círculos, quita poco a poco las manchas que haya. Por último, seca el fregadero con un paño seco y elimina los excesos de vinagre o agua. Después, en ese mismo paño seco, coloca unas gotitas de aceite de oliva y pule tu fregadero. ¡Quedará como nuevo!
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