Una definición básica de intención es: “tener aspiración, tener deseo, tener un propósito, dirigir la mente, apuntar a”. Generalmente la falta de una intención nos haría movernos sin dirección o sin significado, pero cuando tenemos una intención toda nuestra energía se potencia y nos conduce a aquello que nos planteamos, haciendo que todo sea posible.
La motivación canaliza la fuerza de tus acciones, así como un canal dirige el flujo de agua a donde lo apuntes. Todo depende de nuestra intención, ya sea que queramos la abundancia y la prosperidad o bien el anhelo de entender nuestra naturaleza, cualquiera que sea tu intención será hacia donde dirijas tu vida. Por eso es recomendable ser consciente de cuál es tu intención y utilizarla en algo que llene tu corazón de dicha.
La gente suele tener intenciones para todo tipo de sueños: casarse, cambiar de trabajo, una casa mas grande, etc. Pero para el buscador espiritual auténtico, lo más importante es conocer su propia esencia y, asimismo, la naturaleza de todo lo que existe. Y si tu corazón está abierto a observar el sufrimiento que la identificación con el ego genera en los seres humanos, naturalmente aspirarías a la autorrealización para poder ayudar a la humanidad, ya que no hay mejor ayuda que aquella que puede ofrecer un ser realizado. De esta manera, nuestra intención de liberación sería no sólo para nosotros, sino para ayudar a otros.
La intención pura es una de las actitudes más importantes que una persona puede desarrollar en su espiritualidad. Así que una intención pura significaría que recordáramos una y otra vez nuestra aspiración por la autorrealización, no sólo para nosotros sino para el beneficio de todos los seres. Cultivar esta intención requiere actuar de acuerdo con nuestra aspiración. De una manera muy concreta, por ejemplo, hay una gran diferencia entre enseñar yoga por querer sentirte importante, tener un negocio o una carrera diferente, y hacerlo para compartir conocimiento espiritual que ayude a otros a abrir la puerta a la realidad interior.
La intención pura no es personal ni colectiva ni social, sino una radiación directa del corazón en la que la dualidad yo-otros no existe.
“Si mantienes el constante anhelo por beneficiar a otros, el poder de hacerlo realidad vendrá por sí mismo, tan natural como el agua cae del cielo” (Dilgo Khyentse)
“¡No definas tu intención con interés personal!” (Padmasambhava).