Posiblemente te resulte fácil pensar que todo en esta vida pasa, que todo nace y muere y que nada es para siempre. Pero, ¿realmente lo sabes? ¿realmente vives tu día como si fuera el último? Una cosa es pensarlo y decir “Sí, todo cambia”, y otra cosa es verdaderamente comprender que no puedes apegarte a nada en esta vida, porque todo son ciclos.
Así como el día se convierte en noche, los días se convierten en meses y luego en años, lo mismo sucede con todas las cosas de la vida. Comienzas una relación que tal vez pienses que va a durar toda la vida, pero realmente nunca sabes en qué momento terminará o si la muerte los separará. Llegas a un trabajo nuevo y piensas que vas a estar ahí años y años, pero no eres consciente de que puede terminar en cualquier momento, y tal vez no des todo de ti día con día para ser siempre mejor porque crees que va a durar una eternidad.
Antes que nada, debes comprender que tanto las cosas positivas como las negativas son transitorias y que en algún momento cambiarán. Quizá en este momento estés inmerso en mucho caos, rupturas, problemas, y creas que nunca va a terminar. Entonces caes en un bucle de negatividad que más que bien, te hará mucho mal.
Esto, por supuesto, no quiere decir que intentes tapar el Sol con un dedo y que todo lo veas positivo; más bien, tienes que aprender a equilibrar las cosas y saber que no todo siempre será blanco ni negro. En la vida se necesitan los matices grises y comprender que al final del día, las cosas siempre ocurren por alguna razón.
Siempre será mucho más fácil hablar o leer sobre algo, pero cuando se trata de aplicarlo a tu vida diaria, ahí es donde comienza el verdadero reto. No solamente se trata de entender las palabras, sino de comprender con claridad y racionalmente todo lo que implica aceptar que nada es permanente.
Primero, debes aprender a practicar la gratitud. Una vez que aceptas todo lo que tienes, debes agradecer al universo por todo lo que te ha brindado. De esta forma, cuando aceptas, agradeces y eventualmente todo se termina, te puedes quedar con todas las enseñanzas de las circunstancias que has vivido.
Otro de los aspectos importantes para que aceptes que nada es permanente, consiste en no crear expectativas de las situaciones o de las personas con las que te relacionas. Las grandes decepciones vienen, en muchas ocasiones, de las falsas ideas que tienes respecto de alguna situación o de alguien. Lo primero que tienes que hacer cuando entres en una relación nueva, un nuevo trabajo o en cualquier situación de tu vida diaria, es no crear ningún tipo de expectativa; trata de no pensar tanto a futuro y vive la vida como si fuera tu último día.
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