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Estas son las 3 dimensiones del corazón que necesitas conocer para poder abrirlo

Febrero 27, 2017

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Es probable que muchas personas en algún momento de su vida se imaginen cómo sería vivir con el corazón abierto… ¡Sintiendo todo! ¡Sin miedo!

 

Para acercarnos a la aventura de abrir el corazón, habría que tratar de percibir sus diferentes dimensiones y lograr relacionarnos con ellas en amor y entendimiento. Haremos referencia a tres dimensiones del corazón, a las tres formas en que puede ser visto:

 

1. Órgano de la vida

En él radica el pulso de nuestra existencia, esta pequeña y continua energía que, en cada latir, manifiesta la fuerza de nuestra experiencia en la vida. Los latidos son continuos y varían en fuerza (intensidad), duración (amplitud) y repetición en el tiempo (frecuencia)… Todos estos elementos nos ayudan a percibir su magia y reconocerla en nuestras vidas. Este es el lenguaje del corazón físico.

 

2. Órgano de conocimiento

El corazón ha sido referido durante miles de años como el lugar que alberga nuestra esencia más íntima. El corazón espiritual está presente en todos los seres y su experiencia a través de la intuición es innegable. Nos habla, tiene memoria, tiene vida y quiere enseñarnos a estar en quietud.

Acercarte a tu corazón de esta manera te permite desarrollar una relación cercana con él, comenzar a vivir desde ahí y almacenar toda la experiencia relevante en él para guiar nuestras vidas hacia la paz, la calma y el amor.

 

Pero, ¿cómo hacer esto?

Durante años has pasado la vida entrenándote a percibir a través de los sentidos y la mente (otro día podemos hablar de qué es la mente)… esto es naturalmente algo que te tomó muchos años, desde que eras un bebé y comenzabas a dirigir tus esfuerzos a la motricidad; cuando de niño en la escuela te enseñaron a pensar con disciplinas maravillosas como la lectura y la escritura, que después permitieron que te relacionaras con el mundo a través del conocimiento racional –materias que cursaste toda la vida–. Aprendiste a conectarte con el mundo a través de estos pensamientos.

Pero, piensa cómo sería comenzar el entrenamiento del corazón: que realmente puedas percibir a través de él… ¿Lo alcanzas a imaginar, incluso? Deja de pensarlo y comienza a sentirlo… ¿puedes?

 

Si te costó trabajo este primer ejercicio, no te preocupes, existen muchas maneras de comenzar a prepararte para esto y muchas tradiciones lo han hecho en el pasado. Miles de técnicas están a tu disposición si quieres hacerlo y poco a poco iremos hablando de muchas de ellas en este espacio. Mantente atent@.

 

Por ahora puedes intentar el siguiente ejercicio:

a. Encuentra una posición firme, cómoda y relajada.

b. Cierra tus ojos.

c. Permite que tu respiración sea ligera, muy natural (sin tratar de controlarla).

d. Sigue cada inhalación hacia tu corazón.

e. Desde el corazón, exhala.

f. Haz esto durante el tiempo que quieras probar la técnica.

 

Este acercamiento a tu corazón por unos minutos al día puede traer muchos beneficios, inténtalo y comienza a percibir cómo cada día esta zona del pecho se “siente más viva”.

 

3. Naturaleza esencial de la vida

Como esas veces que estas tan enamorado de la vida que, sin importar lo que suceda, a ti nadie te quita el amor de tus ojos ni de los oídos… En realidad, ¿has pensado hacia dónde se dirige el flujo de información que entra por tus sentidos? Y si todo es filtrado por la mente, ¿ahí es su destino final? ¿O puede existir la posibilidad por un segundo de que consideres que su destino final es el corazón?

 

El corazón puede ser el origen, el medio y el fin de la experiencia que tienes en cada momento. ¡Vivir desde el corazón, en el corazón y para el corazón!

 

Si esto te llega a resonar, ¿dónde es que estas palabras resuenan? ¿Quizás en tu corazón?

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