Dicen que es mucho más fácil criticarte a ti mismo que elogiarte. Pasas tanto tiempo metido en tu cabeza que sí, en ocasiones se vuelve algo normal decirte que eres "un tonto" o que no puedes hacer algo bien. Dicen también que la mente es tu peor enemigo. No se trata solamente de decirle a tu mente que se calle y te deje en paz. El verdadero crecimiento está en aceptar todas esas cosas que no te gustan de ti, tus imperfecciones, y aprender a mejorarlas.
Cuando te haces responsable de esas cosas y decides perdonarte, puedes vivir más plenamente. No se trata de ser víctima sino de responsabilizarte y aceptar, para poder mejorar.
Este ejercicio diario te puede ayudar para poner todo esto en práctica. Pero como todo, requiere de disciplina y constancia para que realmente funcione.
- Primero, haz una lista de las cosas que te son difíciles de perdonar en ti mismo.
- Siéntate en un lugar tranquilo y relajado.
- Considera cada punto de tu lista y repite la siguiente frase: "En la medida de mis posibilidades, me perdono a mí mismo por cualquier daño o perjuicio que me haya causado intencionalmente o no".
- Comienza con cosas más pequeñas como "no hacer suficiente ejercicio" y aumenta hasta temas más grandes como "el hábito de castigarme a mí mismo por no ser perfecto".
- Repite estas frases en tu lista: "En la medida de mis posibilidades, me perdono por no hacer suficiente ejercicio", "Aunque no pueda perdonarme a mí mismo completamente, me perdono por ello", "Durante el tiempo que sea necesario, seguiré ofreciéndome el inestimable regalo del perdón".
- A continuación, te concentrarás en perdonar a los demás. Haz una lista de las cosas que te cuesta más trabajo perdonar de los demás.
- Considera cada punto de tu lista y repite la siguiente frase: "En la medida de mis posibilidades, perdono a (nombre de la persona) por el daño o perjuicio que he experimentado", "Aunque no pueda perdonarla/o completamente, me perdono a mí mismo por ello".
Con información de Mindful