La luna es una presencia poderosa para la vida en la Tierra: hace cambiar las mareas del océano, modifica el comportamiento de algunos animales, se cree que afecta también la energía humana y, sin duda, crea un ritmo para toda la vida en el planeta.
No sólo es maravilloso verla brillar, sino que su presencia en el cielo servía a las culturas antiguas para crear sus calendarios, llevar un control de las temporadas de siembra y cosecha, para definir los ciclos de fertilidad y determinar distintas celebraciones y eventos.
Sin embargo, a pesar del vínculo existente entre la Tierra, la Luna y la humanidad, esta última se aleja cada vez más de ellas.
Este mes tiene lugar la luna de la cosecha, por lo tanto, un ritual lunar puede ser una excelente manera de reconectarse con los ritmos que la humanidad comparte con toda la vida en el planeta y con los ciclos lunares.
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Mientras que la luna nueva es un tiempo para sembrar semillas, la luna llena es un tiempo para arrancar malezas, un tiempo para liberar las cosas que ya no sirven. Así que puedes aprovechar la luna llena para realizar un ritual y una meditación, tanto de gratitud a la naturaleza y a la vida, como de desapego.
Lo ideal es que lo realices al aire libre, bajo el resplandor lunar, pero si eso no es posible, estar cerca de una ventana o incluso establecer una intención en un espacio interior funcionará.
Colócate en un sitio tranquilo, libre de interrupciones, y asume una posición cómoda, ya sea sentado en el piso o en una silla.
Enciende un incienso o un difusor de aceites esenciales, con el aroma que prefieras y que te inspire para el ritual y la meditación que vas a realizar. Si lo deseas, también puedes poner un poco de música relajante, sonidos de la naturaleza o mantras.
Conecta con los cuatro elementos de la naturaleza: agua, aire, tierra y fuego, así como con cualquier ángel, ser superior o guía que sientas que respaldará positivamente tu ritual, con la intención de compartir los beneficios del mismo con todos los seres.
Realiza una pequeña ofrenda que haga alusión a los elementos de la naturaleza: una vela encendida para el fuego, un recipiente con agua, piedras que representan la tierra y hojas o pétalos caídos que simbolicen el viento.
Si tienes la figura de algún ser superior o piedras y cristales, también puedes agregarlos. Coloca estos elementos frente a ti, ya sea en una mesita o en el piso, sobre una manta, como tu intuición te indique y ofrécelos a la Luna y a la Tierra.
Ese pequeño altar es un agradecimiento por todo lo que el planeta te brinda y en especial por esta época de cosecha real y simbólica, para que además de los alimentos que se van a recolectar, te ayude a cosechar logros y alegrías en tu vida.
Toma unos minutos para meditar acerca de tu intención para este ritual. Concéntrate en tu respiración para evitar los pensamientos invasores y enfócate en lo que quieres agradecer a la naturaleza y a la vida.
Siéntete en conexión y sintonía con la energía de la luna llena y con la naturaleza que te rodea; experimenta el momento con todos tus sentidos. Agradece por ello y por todo lo que la Tierra te ofrece. Si no se te da bien el meditar, puedes tomar papel y lápiz y escribirlo; es igualmente válido.
Y también toma un tiempo para meditar o escribir sobre aquello de lo que te quieres liberar: una relación, un patrón de pensamiento, un rencor, una dolencia física o sentimientos de ira o envidia; todo aquello que te ata y detiene. Perdónate, perdona, suelta el rencor, libera las emociones contenidas y deja ir para seguir con tu camino en tranquilidad.
Para finalizar el ritual, puedes recitar un mantra, leer un poema dedicado a la madre naturaleza o a la luna, o hacer una plegaria como agradecimiento por ese momento de gratitud y liberación que acabas de vivir.
Y ya que la Luna gobierna el elemento agua, un baño también puede ser una gran idea para después de terminar el ritual, así que puedes consentirte con un baño relajante antes de ir a dormir.