En la mitología romana, Marte era el dios de la guerra; en la filosofía del yoga, las posturas de guerreros activan el primer chakra, el que arraiga en la tierra y que, curiosamente, es representado de color rojo.
Hoy es una fecha especial y no habrá otra igual en los próximos 15 años: el planeta rojo está más cerca de la Tierra, lo cual no sólo quiere decir que se puede apreciar con mayor claridad y brillo, incluso a simple vista, sino que ¡también su energía es más cercana y es una excelente oportunidad para conectar con ella!
A Marte se le asocia con la conquista de los objetivos, como ese buen guerrero que gana la batalla y se impone a su oponente, que para fines de esta práctica podrás visualizar como aquello que obstaculiza tus logros.
Para realizar la meditación que te ayudará a conectar con la energía de Marte, solo necesitas un espacio cómodo y silencioso. Si está bien para ti, puedes realizarla con las piernas cruzadas y la espalda erguida, pero si tienes dolor en rodillas, cadera o espalda, siéntate en una silla o acuéstate donde prefieras.
Cierra tus ojos para empezar y conecta con el ritmo natural de tu respiración: recuerda inhalar y exhalar por la nariz y buscar cada vez más espacio entre ambos momentos.
Inhala profundo, sin esfuerzo, y exhala hasta soltar todo el aire… poco a poco notarás cómo tu cuerpo se empieza a relajar y la mente se despeja. Tú decides el tiempo que necesitas para esta fase, cuando sientas que estás completamente en el aquí y ahora, sin distracciones, avanza.
Pregúntate: ¿qué quiero lograr? Y visualiza tu respuesta sin juicios ni filtros, obsérvate en esa situación o emoción que deseas conquistar para tu Ser. Permanece en la visualización tanto como quieras, aprecia los detalles de la escena, mira tu expresión, siente tu dicha al lograr ese objetivo.
Y después, vuelve a cuestionarte: ¿qué me impide lograrlo? Aquí se van a presentar ante tu mirada interior los obstáculos; deja también que fluyan las imágenes, hasta encontrar alguna o algunas con las que puedas trabajar, algunas que sí puedas alterar o soltar.
Observa cómo lo harías, quizá necesites hacer algo como dejar de buscar a una persona, o a lo mejor poner manos a la obra en ese proyecto que llevas tiempo procrastinando, tal vez incluso perdonar o perdonarte por algo del pasado que aún te estorba. De nuevo, permanece en la escena tanto como lo necesites.
Antes de cerrar tu meditación, prométete que estimularás tu energía guerrera para tomar las decisiones que conduzcan a tu victoria sobre los enemigos internos de tu proyecto, sobre esas emociones y patrones mentales a los que te has aferrado y que ahora decides vencer para avanzar.
NAMASTÉ.
Foto de portada: Sasha Freemind en Unsplash