Se trata de Diwali, el festival hindú con el que se honra la victoria del bien sobre el mal y la luz sobre la oscuridad. 

Su nombre viene del sánscrito y se traduce como fila de luces. Se llama así porque precisamente esa es la manera en la que lo celebran en la India: encienden millones de velas y linternas con las que iluminan las calles, las casas y los templos. 

Es un festejo que se extiende durante 5 días y, para enfatizar su simbolismo, sucede en el día más oscuro del año, que los hinduistas llaman Amavasya. 

 
Su origen mitológico es una historia de amor: Rama regresa de un exilio que duró 14 años para salvar a su esposa Sita de un demonio que la capturó disfrazado de yogui. Se dice que cuando en el reino de Ayodhya se enteraron de la épica victoria, que puedes leer en el Ramayana, se encendieron miles de lámparas de aceite para festejar. Y así inició el festival de las luces.

 
Muy probablemente no practicas el hinduismo, pero no tienes que hacerlo para conectar con la energía del Diwali. De hecho, aquí hay una meditación sencilla en cinco pasos para lograrlo. Está basada en la conciencia de que sin oscuridad no puede haber luz, la dualidad es necesaria. ¡No es un ejercicio religioso, sino energético!

 
1. Enciende una vela y mira fijamente su luz mientras estás en una posición cómoda; por ejemplo, con las piernas cruzadas y la espalda erguida.

 
2. Luego de un par de minutos o hasta que sientas que tu respiración es ligera, cierra tus ojos y visualiza cómo esa luz que antes veías ahora está en tu interior y a tu disposición para iluminar la oscuridad que te lastima o inquieta.

 
3. Quizá lleguen muchas imágenes a tu mente, déjalas que fluyan a un ritmo lento que te permita contemplarlas una por una. 

4. Contempla cada situación o emoción y llénala de luz; disfruta de cada visualización y de saber que el poder de iluminar tus sombras está en ti.

 
5. Cierra con tus palmas juntas, cerca del corazón. Al abrir los ojos, lo primero que verás será la luz de la vela.

 
¡Feliz Diwali!