La respiración juega un rol importante en la meditación, la conexión y la reflexión a través de una gran variedad de tradiciones espirituales. Tanto es así, que en algunas de ellas existe sólo una fina línea entre las palabras “respiración” y “espíritu”. La línea se vuelve borrosa y, esencialmente, las convierte en una misma cosa. En hebreo existe la palabra “ruach”, en griego antiguo “pneuma” y en latín “spiritus”. En todas estas formas, hay un reconocimiento implícito de que el concepto de inhalar y exhalar es abiertamente espiritual. Nos conecta a la mejor versión de nuestro ser y sirve como el ancla perfecta a la realidad.
La historia de Buda comienza con su vida de complacencias en un lujo extremo, antes de descubrir la gran cantidad de sufrimiento a su alrededor. En ese punto, decide ir al extremo contrario y adoptar el ascetismo. Es decir, purificar el espíritu a través de la renuncia de los placeres materiales.
Después de aprender varias técnicas de meditación, Buda se sentó bajo un árbol e hizo una meditación muy simple, con la respiración como protagonista. Fue esta meditación la que lo llevó a la iluminación o nirvana. No es que trascendiera el mundo físico y se fuera a otro lado, sino que despertó a la conciencia de lo que es. Las respiraciones lo anclaron al momento presente, para que fuera capaz de ver más allá de su propia confusión y conectarse con su paz.
La moraleja de esta historia es que si él descubrió la calma en el flujo natural de su respiración, ¡tú puedes hacerlo también! No eres diferente, pues posees la misma habilidad de despertar espiritualmente. Muchos años después, un maestro budista, Tilopa, impartió seis conceptos a su discípulo Naropa. La traducción más simple sería: no recuerdes, no imagines, no pienses, no analices, no controles, descansa.
En otras palabras, si quieres meditar enfocado en la respiración, todo lo que tienes que hacer es dejar ir tus pensamientos del pasado y el futuro, y no tratar de examinar o manipular tu experiencia. Simplemente relájate, porque la respiración está siempre contigo. Sólo ríndete ante el momento presente.
La belleza de esta técnica es que siempre es nueva, siempre es lo que sucede aquí y ahora. Además, tiene un increíble efecto calmante. Poner atención a tus inhalaciones y exhalaciones alivia el cuerpo y la mente. No tienes que hacer nada, está aquí. Sólo lleva tu atención a ello.
Con información de Sonima