La abundancia está en todas partes, pero pocas veces nos detenemos a admirarla y agradecerla. Sin embargo, mantenerse en gratitud trae importantes beneficios para la salud mental, espiritual y física.
Si quieres cerrar el año agradeciendo todo lo que ocurrió y con una actitud receptiva hacia la abundancia, realiza esta sencilla meditación para dar gracias.
Lo primero es sentarse en una postura cómoda en la que puedas permanecer varios minutos.
Inhala y exhala profundamente. No cambies el ritmo de tu respiración, sólo sé consciente de él.
Libera las tensiones de tu cuerpo conforme inhalas y exhalas.
Ahora, centra tu atención en tu corazón. Visualiza una esfera de luz blanca que lo envuelve y purifica.
Con cada exhalación siente cómo la esfera de luz se expande desde tu corazón hasta rodear todo tu cuerpo.
Ahora que estás dentro de la esfera de luz, siente la energía divina que fluye a través y dentro de ti.
Deja que con esa energía se vaya todo lo que te perturba y deja paso a la gratitud.
Ahora siente la gratitud por todo tu cuerpo. Agradece el momento con cada poro de tu piel, con cada inhalación y exhalación.
Toma conciencia del latir de tu corazón. Nota cómo late aun si tú no haces algo para que lo haga. Agradece que lo haga.
Repite el paso anterior con tu respiración, con tus células, con todo lo que vive dentro de ti sin que tú lo pidas, y dales gracias.
También puedes agradecer por tus familiares, amigos, trabajo o cualquier ámbito de tu vida con el que te sientas contento. No te dejes llevar por los pensamientos relacionados con estos ámbitos, sólo agradece y déjalo pasar.
Siente la gratitud en ti por un momento. Simplemente inhala y exhala.
Poco a poco recupera la atención en tu respiración y conforme estés listo empieza a mover tu cuerpo.
Incorpórate despacio. Si estabas acostado, deja que tu cabeza sea lo último que se levante.