Ahimsa es un término sánscrito que aboga por la no violencia. Se utiliza en el hinduismo, jainismo y budismo, y su primera aparición data de escrituras hindúes del año 800 a. C. Ahimsa puede significar tanto la no violencia activa como la pasiva, es decir, ahimsa es no dañar de pensamiento, palabra o acción.
Ahimsa también se relaciona con el respeto a todas las culturas, a la naturaleza, al espíritu y a llevar una vida en paz con todos los seres y con la Madre Tierra. El concepto de ahimsa representa la congruencia entre las palabras y las acciones cuando se trata de dar amor al mundo y estar en armonía con nuestro entorno.
Este concepto suele relacionarse con Gandhi, quien introdujo esta filosofía en Occidente, que más tarde sería retomada por pensadores como Martin Luther King para hablar de las manifestaciones pacíficas y las protestas que rechazaban la violencia, idea que hoy en día sigue siendo clave en varias demostraciones que se realizan en contra de la injusticia. También se ha retomado este concepto en disciplinas como el yoga y la meditación, o en el estudio del comportamiento, para referirse a una comunicación no violenta que sea empática y honesta.
La idea del ahimsa suele identificarse con una rueda en la palma que simboliza el voto jainista de la ahimsa y que representa el dharma chakra: reencarnación a través de la paz y la no violencia. Por eso, en varias filosofías la idea del ahimsa tiene como finalidad evitar un mal karma.
Hoy en día podemos aplicar la ideología del ahimsa en nuestro entorno y en la relación que mantenemos con nosotros mismos. La no violencia requiere de empatía y paciencia, grandes dones para el espíritu moderno. También, la no violencia exige que las personas no causen dolor físico ni emocional a otros seres, así que nos invita a relacionarnos de maneras saludables con las otras personas, evitando los conflictos innecesarios mediante la empatía y erradicando cualquier forma de violencia u ofensa contra los demás, ya sea de palabra, pensamiento o acción. Practicar el ahimsa es evolucionar a nivel espiritual, mental y social.