Como sabes, todo lo que sucede en el macrocosmos tiene un reflejo e influye en la energía de tu microcosmos. La nueva luz y temperatura que darán paso a que flora y fauna se preparen para resistir el invierno crea un ambiente que también tú puedes aprovechar para emprender una profunda depuración interior.
Piensa en los árboles. Esta es la temporada en la que sueltan sus hojas; algunos se quedarán completamente en ramas. La imagen podría parecer melancólica o triste, pero si no lo hicieran, les sería imposible renovarse para volver a florear o dar frutos.
Lo mismo pasa en ti. Y es justamente así como puedes conectar con la energía otoñal para beneficiarte de sus atributos. Un ejercicio simple pero muy efectivo consiste en preguntarte qué requieres soltar para hacer el espacio suficiente que te permita recibir aquello que necesitas para estar y sentirte mejor, más feliz y en plenitud.
Es buena idea que destines una libreta a enlistar los resultados de tu introspección. Tú eliges si puedes destinar algunos minutos cada día a esta práctica, o quizá el fin de semana; organízate de manera que no choque con tus responsabilidades para que no se vuelva una carga o un plan que no pudo ser.
Junto a cada idea, sentimiento, hábito, objeto o relación que estés listo para dejar ir, anota lo que atraerás en su lugar. Lo mejor es que entre ambos haya un círculo virtuoso que favorezca y motive tu avance. Por ejemplo: soltar sedentarismo y atraer activación física.
Considera que no hay un mínimo o máximo ideal, tú decides qué incluir. Lo más importante es que interiorices la oportunidad de hacer de esta temporada la plenitud de tu año.