A la luna de diciembre se le conoce como “luna fría” o “luna de las noches largas”. Dichos nombres le fueron dados por las tribus antiguas debido a que su aparición en el cielo anunciaba la llegada o la presencia del invierno, época del año que se caracteriza por las heladas y nevadas, así como por las noches que se vuelven más largas.
Por otro lado, los antiguos europeos la llamaron luna de Yule. El Yule era el equivalente a la Navidad para los vikingos y consistía en un festival dedicado al solsticio de invierno, a los seres queridos presentes y ausentes y a la fertilidad.
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Los días posteriores a la luna llena son momentos de cambio y liberación, así que con eso en mente, así como con miras al inicio de un nuevo año, puedes hacer alguno o varios de los siguientes rituales para conectar con la energía del plenilunio y así purificar y renovar la tuya.
La luna llena es un buen momento para reflexionar antes de caer en la energía menguante de los días siguientes. Al ser la última luna llena del año, es un momento particularmente bueno para reflexionar sobre el año en su conjunto y lo que te ha dejado.
Más allá de considerarlo como una etapa trágica que debería quedar en el olvido, aprende a verlo como un periodo de valiosos aprendizajes, de resiliencia y de introspección.
Coloca agua potable en un recipiente de vidrio y ponlo donde le dé la luz de la luna llena para infundirle su energía. Al hacerlo, pronuncia en voz alta o en tu mente esta frase: “Querida Luna, gracias por esta agua sagrada, que me ayuda a (menciona aquí tu intención)”.
Deja el agua toda la noche y retírala antes del amanecer, para que la luz solar no la toque. Guárdala bien tapada en un lugar oscuro y úsala en prácticas como las siguientes:
Aprovecha la poderosa energía lunar y consiéntete con un baño para limpiar no sólo tu cuerpo sino también tu energía; acompaña el momento con velas, incienso o aceites esenciales, cristales, música relajante, plantas y hierbas, o lo que prefieras y que mejor se adapte a tus intenciones.
Haz que sea un momento para estar tranquilo contigo mismo, establecer tus intenciones para cerrar este año e iniciar el siguiente, y permite que la Luna te limpie enérgicamente.
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Energéticamente, la luna llena marca un momento ideal para soltar lo que no necesitas, y con mayor razón en esta, que es la última del año, para que puedas cerrar ciclos, liberarte de todo lo negativo y recibir con nuevas fuerzas el nuevo año que está por iniciar.
Así que con la mente clara, sin juzgarte, libérate de lo que te detiene e impide alcanzar tus metas. Es tiempo de hacer limpieza en tus espacios y en tus emociones, dejar ir personas, ideas, sentimientos, relaciones y posesiones que ya no aportan nada bueno y te limitan.
Durante el día del plenilunio, toma un tiempo para meditar o escribir sobre aquello de lo que te quieres liberar: una relación, un patrón de pensamiento, un rencor, una dolencia física o sentimientos de ira o envidia; todo aquello que te ata y detiene.
Pregúntate: ¿Qué no funciona? ¿Qué necesito dejar ir? ¿Qué ocupa espacio innecesario en mi vida? ¿Qué quiero soltar y dejar fluir este año?
Perdónate, perdona, suelta el rencor, libera las emociones contenidas y deja ir para seguir con tu camino en tranquilidad, con una energía limpia y renovada.
Si no te es posible realizar tu meditación a la luz de la Luna, no te preocupes, su energía de todos modos te acompañará, así que puedes hacerla sin importar la hora o el lugar.
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Independientemente de cómo decidas pasar la noche de luna llena, recuerda darte un tiempo para hacer una pausa y disfrutar del espectáculo que te regalará el cielo. Ha sido un año difícil para muchos, y la luna fría es un buen momento para descansar y cuidar de ti mismo mientras reflexionas y te renuevas para el Año Nuevo.
Foto de portada: DreamLens Production / Pexels