Las energías divinas masculina y femenina están presentes en todo, incluidas las personas. Tanto hombres como mujeres llevan en su interior ambas energías, las cuales es preciso equilibrar para tener una vida en balance.
El concepto del divino masculino proviene de arquetipos presentes en diversas tradiciones espirituales, como el hinduismo, con dioses como Shiva; la mitología griega, con Zeus, el padre de los dioses; y el cristianismo, con la idea de un Dios masculino, que también es el padre.
Estas figuras representan el masculino divino a través de las cualidades que encarnan, como la idea de acción, de estar enfocado en hacer, más que en ser. Mientras lo femenino divino representa la maternidad universal, lo masculino divino es la energía de la paternidad universal, la cual implica cosas como la estructura, la lógica y la responsabilidad.
Además, la energía masculina se relaciona con conceptos como la asertividad, la confianza, hablar por uno mismo y, a veces, pelear las batallas que son necesarias; cuando hay en juego cosas por las que se debe luchar y situaciones en las que es necesario trazar una línea entre lo que está bien o mal. Lo masculino también es bueno para establecer límites.
De manera similar, la esencia de la energía masculina juega con la idea de fuerza, pero no solo fuerza física sino también emocional, ya que está profundamente conectada con el guerrero que vive dentro de cada persona.
Mientras la energía femenina puede ser muy interna y reflexiva, la masculina disfruta más del mundo exterior, como tener aventuras, hacer cambios, decir lo que se piensa y tomar riesgos. También es una energía que a menudo se asocia con aspectos como la lógica y el pensamiento crítico.
Palabras y conceptos clave relacionadas con lo divino masculino:
Lo divino femenino y lo divino masculino pueden considerarse como el yin y el yang. Ambos son necesarios para el equilibrio, se complementan, pero son diferentes y cuando uno predomina notoriamente sobre el otro, pueden surgir desbalances que ocasionan problemas.
Demasiada energía femenina puede llevar a la indecisión y a la falta de acción. Y demasiada energía masculina puede conducir a una naturaleza dominante y a una personalidad belicosa.
El objetivo es hacer lo posible por mantenerlas en equilibrio. Por ejemplo, un líder que tenga una energía mayormente masculina puede llegar al extremo de la intransigencia y la tiranía, mientras que si su energía es mayormente femenina podría no tener la seguridad y confianza necesarias para llevar las riendas y dejarse llevar por los demás o por el entorno.
Un líder con una energía equilibrada sería capaz de tomar el liderazgo con responsabilidad, con seguridad y firmeza pero sin dejar de lado la compasión, la empatía y las necesidades de los demás.
Es importante tener en cuenta que este equilibrio no se verá exactamente igual para todos. Algunas personas que tienen más de lo femenino o de lo masculino pueden encontrar que les funciona muy bien, y al final no se trata de hacer que todos sean iguales, sino de que cada uno encuentre su propio balance.
Si sientes que en tu vida falta un poco del empuje de la energía masculina, las siguientes recomendaciones te pueden ayudar a activarla y conectar con ella:
Usa afirmaciones. Las afirmaciones son herramientas poderosas para cambiar tu forma de pensar y activar ciertas partes de ti mismo. Para conectar con lo masculino divino puedes pensar en afirmaciones relacionadas con algunos de los rasgos que se vinculan con esta energía, como la fuerza, la disciplina y la lógica. Aquí hay alganos para comenzar:
Confía en ti y atrévete a tomar riesgos. Si sueles tener muchas ideas grandiosas pero tienes miedo de darlas a conocer o de dar el paso para empezar a realizarlas, las cualidades masculinas divinas son necesarias para hacer realidad tu visión y alcanzar tus metas. Así que atrévete a tomar ciertos riesgos; espera lo mejor, pero mantente desapegado del resultado. Piensa que lo que está destinado para ti ocurrirá, así que confía en que las cosas saldrán como deberían y hazlo.
Decídete y empieza ahora. De la mano con el punto anterior, si siempre estás en espera del “momento adecuado” para empezar algo, piensa que ese momento puede ser hoy, aunque no te sientas totalmente listo para hacerlo. El exceso de energía femenina puede provocar estancamiento e inacción, así que, en caso de duda, sólo confía y hazlo.
Menos internalización, más acción. Es importante que aprendas a reconocer cuando sólo mantienes tus ideas en tu cabeza porque quieres perfeccionarlas antes de llevarlas a la práctica. La mala noticia es que esa perfección nunca llegará; la buena noticia es que nada ni nadie es perfecto, así que puedes comenzar a seguir tus proyectos aunque no luzcan como quisieras, pues en el camino los puedes pulir. Deja que tu intuición te guíe para decirte cuándo actuar, y ya que la intuición se apoya en lo femenino, aprende a reconocer cuando piensas las cosas de más.
Sana tu relación con lo masculino. Quizás hayas tenido malas experiencias con lo masculino antes, ya sea como resultado de tus interacciones con hombres o personas demasiado agresivas o autoritarias (hombres o mujeres con demasiada energía masculina). Dichas personas pudieron ser tus padres o hermanos, amigos, parejas, jefes y compañeros de trabajo. De ser así, haz lo necesario para sanar las heridas que esas malas relaciones con lo masculino te dejaron; puedes recurrir a terapia, a meditar con la intención de soltar, a la práctica del perdón y al desapego.
Aprende a establecer límites. No se trata de que te vuelvas duro ni de que lastimes a los demás, sino simplemente de que establezcas los límites que sean más sanos para ti y tu bienestar. Se trata de que defiendas quién eres y en lo que crees, y también de que sepas decir sí o no sin miedo ni remordimiento.
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