La historia del yoga data desde hace más de 5000 años. Los primeros registros que se tienen de esta antigua disciplina son originales de la India. Desde entonces, una de las funciones principales de la práctica del yoga ha sido la unión e integración de todos los aspectos que componen al individuo. Por ejemplo, mente, cuerpo y espíritu.
En este sentido, la práctica de yoga también tiene importantes beneficios en el cuidado de la salud digestiva, la cual afecta tanto al cuerpo como a la mente pues la presencia de un malestar digestivo puede perjudicar nuestras relaciones personales y profesionales. De hecho, varios casos de ausentismo laboral se vinculan con malestares digestivos no diagnosticados.
En primer lugar, las posturas de yoga masajean los distintos órganos físicos, lo cual los activa para que puedan mejorar la calidad de sus funciones. Por eso, posturas que implican torsiones ayudan a activar el sistema digestivo pues masajean órganos como los intestinos y el estómago –aparte de aumentar el flujo sanguíneo en ellos– evitando problemas como el tránsito lento. Además, algunas posturas de yoga con curvas y giros hacia adelante comprimen el abdomen y ayudan a liberar el gas.
Por otro lado, para la correcta práctica de yoga es imprescindible el cuidado de la respiración. Realizar yoga genera técnicas de respiración que ayudan a liberarse del estrés, lo cual también resulta en un beneficio para la salud digestiva (una de las principales causas de malestares digestivos como la sensación de inflamación es el estrés) además de que la meditación continua mejora nuestro sistema inmunológico, el cual se centra en gran parte dentro de nuestra microbiota.
Además de practicar yoga, si estás buscando mejorar tu salud digestiva, también te recomendamos cuidar tu alimentación y estilo de vida; comer con calma, cuidando la respiración, en porciones pequeñas y con horarios definidos y evitar preparaciones de alimentos fritos, capeados o empanizados. La ventaja del yoga en este aspecto es que con el tiempo mejora la comunicación entre tu cuerpo y tu mente. Entonces es más fácil detectar sensaciones como el hambre o la saciedad y muchas veces también conlleva a preferir los alimentos saludables que ayuden a mejorar la práctica de yoga por encima de los alimentos y los hábitos que puedan dañar nuestra salud.
Todos los individuos somos una combinación de cuerpo, mente y espíritu que puede beneficiarse en general si se aprende a optimizar cada uno de estos ámbitos. Por ejemplo, un buen cuidado del aspecto físico ayuda a mejorar en el plano mental, así como las inquietudes de la mente pueden manifestarse a nivel físico. Cuidar la salud digestiva es un paso importante en el camino para el bienestar integral y el yoga –unido a una dieta saludable y a un estilo de vida que no perjudique la salud de tu cuerpo–, pueden ayudarte a encontrar el equilibrio en tu salud digestiva.