Hay días y momentos del día en que se antoja mucho una siesta, acostarse y cerrar por un momento los ojos para descansar y recargar pila a mitad del día, pero la rutina pocas veces lo permite. "Las siestas siempre son necesarias, sin importar la edad", afirma Liliana Amaro, fundadora de Zzleep My Baby, "siempre están contempladas en nuestros consejos y recomendaciones para todos".
Las siestas en un niño varían desde que son recién nacidos; en promedio toman entre cuatro y cinco siestas al día, hasta que el número se reduce a una, que por lo general es la de mediodía. Esta siesta es la que se recomienda siempre después de comer, ya que ayuda a tener una buena digestión, recargar energía y comenzar la segunda parte de la jornada diaria con una mejor actitud.
En niños menores de 10 años, el reposo a mediodía es indispensable porque ayuda a evitar la irritabilidad, aumenta la capacidad de concentración y mejora la actitud. Desafortunadamente, es notorio que muchos padres aceptan que el niño ya no duerma siestas después de los 2 años, y esto se debe a que la vida en la actualidad es muy ocupada y los padres cuentan con poco tiempo para dedicar al descanso o la siesta.
Como experta en sueño, Amaro recomienda a todos los padres tomar una siesta por lo menos en fin de semana. Remarca que no hay nada mejor que descansar bien cuando se tiene niños pequeños; la demanda de energía, concentración y atención que los pequeños necesitan es increíble y la mejor forma de estar atento y activo es estar bien descansado.
Los beneficios de una siesta son magníficos, pero si tus noches no son del todo buenas, una siesta te recargará un poco: "no podemos decir que te repara al 100% pero definitivamente hará que el cansancio sea menos y puedas tener un poco más de rendimiento que si cargas con el cansancio de la noche más el del día", afirma la especialista.
Para saber si es necesario tomar una siesta, debes estar atento a signos como dolor ligero de cabeza, enojo fácil, poca tolerancia al ruido, comer cosas dulces constantemente, necesitar cafeína o tener bostezos constantes.
Si identificas que necesitas una siesta pero no estás en condiciones de tomarla (por estar en un lugar público, en la oficina, en la calle, etcétera), la especialista aconseja cambiar de actividad de inmediato. Hacer una pausa en tus actividades, salir a la calle (no importa el clima) y dar una vuelta a la manzana, respirar aire fresco o beber agua.
Al hacer esta pausa, debes identificar por qué sientes esas ganas de dormir. ¿Te desvelaste? Planea ir a la cama 1 hora más temprano ese día para evitar acumular cansancio. Si el cansancio es porque tu hijo no quiere irse a la cama temprano, sólo piensa que es un tiempo de reposo necesario para ambos y tienes que encontrar la manera de hacer que lo entienda. ¡Nunca pierdas la oportunidad de hacer una siesta!
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