Hace cuatro años, el escritor Michael Pollan publicó How to Change Your Mind, libro que en su momento fue un parteaguas no tanto porque se tratara de una investigación verdaderamente novedosa sino, más bien, porque era la más clara señal de un cambio de mood en el tratamiento y la aceptación de los psicodélicos dentro de la cultura popular.
Los psicodélicos dejaron de ser tabú o estar limitados a la contracultura y comenzaron a ser discutidos por las personas más respetadas en la sociedad. Pollan, un hombre de más de 60 años, cuyos libros aparecían siempre entre los más leídos del New York Times, relató sus primeras experiencias con diferentes sustancias psicodélicas y se mostró entusiasta sobre su capacidad de producir experiencias que generan asombro, significado y conexión y, más aún, la posibilidad de sanar importantes condiciones psicopatológicas.
Este cambio de paradigma se ha consolidado en los últimos años y una forma de sellarlo es la serie que Netflix acaba de estrenar, basada en el libro How to Change Your Mind. La serie está dedicada a los psicodélicos en general pero fundamentalmente al LSD, el MDMA, la mescalina y los hongos, algunas de las sustancias con mejor reputación y que actualmente son objeto de estudios científicos en diferentes universidades y centros de investigación.
Una de las principales líneas temáticas de la serie es intentar corregir los mitos urbanos que quedan en torno a la satanización de los psicodélicos (ideas como que tomar LSD hace que el cerebro se achicharre o que es altamente probable que una persona se arroje de un edificio bajo sus efectos). Esto se hace, sin embargo, de una manera responsable y argumentando que idealmente estas experiencias se deben tener bajo la supervisión de personas calificadas. Aunque también es cierto que al ser un producto comercial que vende emociones, se suele caer en un extremo de euforia, provocando quizá un exceso de confianza en los poderes de estas sustancias.
How to Change Your Mind traza y ella misma es símbolo del paso de lo contracultural al mainstream de los psicodélicos. Vemos, por ejemplo, a personas que toman psicodélicos en un hospital suizo. Después de todo, ahí nació este movimiento en la década de 1940, con el legendario paseo en bicicleta del Dr. Albert Hofmann. El problema ahora ya no parece ser la falta de aceptación y la amplificación del pánico en torno a estas sustancias, sino su incorporación a la lógica del capitalismo neoliberal y la sociedad de consumo. Pero este es un tema que está más allá de esta serie.
La serie es también una recapitulación de la historia de la medicina y la exploración psicodélica, dedicando varios pasajes a una de las figuras capitales, el banquero R. Gordon Wasson, el primero que visitó a María Sabina y dio a conocer los "hongos mágicos" en el mundo. Pero el grueso del documental consiste en mostrar que estas plantas y compuestos son medicinas que pueden tener un rol importante en sanar la crisis de enfermedades mentales que vivimos, e incluso para enfrentar la muerte. Uno de los usos más importantes de la psilocibina es ayudar a pacientes que tienen cáncer a perder su miedo y desesperación ante la muerte.
Pollan es un periodista científico que se ha vuelto famoso por sus libros de gastronomía y es, sobre todo, un gran narrador. El documental funciona porque el autor imprime su mirada al flujo de la narración y le brinda confianza al tema. Los episodios se enriquecen al mezclar investigación histórica con la descripción de Pollan de sus sus propias experiencias con diferentes psicodélicos. Y, por supuesto, entre los beneficios médicos, queda parte del aura mística. Según el autor, los psicodélicos son poderosas herramientas para cambiar la mente y entender la naturaleza de la conciencia.
Contenido cortesía de Pijama Surf