La apatía es una de las emociones con vibración más baja: “es imposible lograrlo”, “para qué intentarlo”, “no vale la pena”, “nada va a cambiar”, “a quién le importa”, son los pensamientos recurrentes y en la base se encuentran la desesperanza y la falta de fe. De hecho, cuando estamos en el estado de apatía ni siquiera tenemos la fuerza para movernos, es un estado de petrificación emocional en el que pareciera que no vale la pena hacer nada, porque ya todo está perdido. Es como si esa ayuda que se necesita no pudiera venir de afuera, pero tampoco desde dentro de uno, porque ya renunciaste; es como una muerte en vida.
1. Despierta
Sal de ese estado de petrificación, cuestiónate y sé honesto contigo: pregúntate en qué lugar de tu vida estás siendo apático y ya dejaste de luchar, de creer que hay algo mejor para ti. ¿En cuántas áreas de tu vida ya te diste por vencido?
Toma conciencia de que nadie va a hacer las cosas por ti; sólo tú puedes moverte y salir de donde estás, es tu trabajo y tu responsabilidad.
2. Deshazte de la historia de tu mente
Esa historia recurrente a la que tu mente regresa continuamente (“no vale la pena cambiar de trabajo, en todas partes es igual”, etc.) sólo está en tu mente; eso no te define, y estarla diciendo sólo te hunde más.
Imagina tu vida sin este cuento mental recurrente que te paraliza y comienza desde cero: como si esa historia en tu mente sólo fuera eso, una historia que te has estado contando pero no es la realidad, y ya no te funciona seguirla sosteniendo.
3. Busca nuevas posibilidades
Vives en un universo completamente lleno de posibilidades para ti –elige abrirte a ellas–. Tal vez, en tu visión focalizada de las cosas has estado experimentando ver desde la misma perspectiva.
Pregúntate permanentemente: ¿cómo podría mejorar esto? La mente es un GPS: si le repites todo el tiempo que no hay posibilidades, va a salir a buscar las evidencias de que tienes razón, pero si guías tu mente a buscar posibilidades, créeme que las va encontrar.
4. Fija una intención
Fija una intención como un faro al cual quieres llegar; no le des cabida a la duda, a la angustia o la desesperación. Con tus pensamientos tú guías tu GPS, ¿recuerdas? Tu intención y la de todos los seres humanos es ser más libres, más felices, más abundantes.
Proponte buscar ese trabajo, o mandar información, o tener una acción diaria o semanal que te acerque a tu objetivo.
5. Alíneate a la frecuencia que quieres manifestar
El universo se comunica y te manda la frecuencia que emites. Si estás vibrando en apatía, el universo te va mandar más evidencias de que no hay esperanza, tu mente te va guiar hacia la desesperanza y la frustración, y eres tan poderoso que vas a conseguir tener la razón.
Empieza a imaginarte y a sentir cómo sería tener ese trabajo con el que sueñas, cómo caminarías, cómo te sentirías, cómo empezaría y terminaría tu día. Entrena tu frecuencia y tu mente para vivir como si eso ya fuera una realidad.
Estar en apatía es alinearse con la pequeñez y la conmiseración. Todos somos grandes y merecemos experimentar la vida que soñamos, si nos convencemos y esforzamos por tenerla.
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