La neurociencia es un conjunto de disciplinas dedicadas a estudiar el funcionamiento químico, nervioso y fisiológico del cerebro. Durante años los conocimientos de la neurociencia se han utilizado para mejorar la memoria y las habilidades cognitivas, por ejemplo para aprender nuevos códigos y lenguas, y también para "programar" el cerebro ante ciertos estímulos, por ejemplo, para tratar fobias y ansiedad en soldados que iban a la guerra. Sin embargo, la neurociencia también puede ser aplicada a la vida cotidiana para mejorar nuestro rendimiento y productividad. Te damos cinco claves para lograrlo:
1. Recupera la concentración
Una de las peores costumbres que tenemos en la actualidad es la de las interrupciones constantes. Siempre hay un mensaje, un comentario, una notificación que atender en el momento que nos distrae del trabajo, la lectura o la creatividad. Intentar que nuestro cerebro alcance su máximo potencial así es como querer correr un automóvil a su máxima velocidad pero frenarlo de improviso cada que comienza a acelerar.
2. Acude a la escritura manual
Cuando escribimos en papel ocurre un proceso cerebral muy distinto que al utilizar la computadora o el celular, lo que permite que aquello que escribimos se guarde en nuestra memoria de forma diferente. Escribir todo aquello que quieras aprender o que quieras lograr, es una forma de programar a tu cerebro para que así sea.
3. Obsérvate y comprende tus reacciones
¿Podrías decir sin chistar qué cosas te hacen enojar y por qué? ¿Qué cosas te entristecen? ¿Cómo reaccionas cuándo algo te da miedo? Presta atención a todas tus emociones, identifica de qué manera las expresas y qué las ocasiona. El autoconocimiento es fundamental para aprender a controlar nuestro cerebro. Una sugerencia: cada vez que te sientas triste o enojado anota qué fue lo que lo detonó y, sobre todo, qué fue lo que te hizo sentir mejor.
4. Ponte metas realistas
Si te propones metas abstractas será muy difícil que las concretes y eso sólo te traerá frustración. No obstante, si te pones metas alcanzables a corto plazo, el sistema de recompensa de tu cerebro se activará con mayor frecuencia haciéndote sentir más seguro y motivado. Por ejemplo, no te propongas "ser feliz" sino una serie de pequeñas acciones que te hagan sentirte feliz: pasar más tiempo con tus amigos, etcétera.
5. Presta atención a cómo te hablas
Cuando hablas contigo mismo, ¿cuál es el tono que utilizas? ¿Te insultas o te recriminas? ¿Eres amable contigo mismo? Las personas que son más amables en la forma en la que se hablan a sí mismas suelen ser más felices y alcanzar más fácilmente sus propósitos, al contrario de las personas que utilizan un tono severo o regañón o para hablar consigo mismas. ¡No te maltrates!
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