Nos cuesta aprender, es un hecho y nadie puede negarlo. Nos cuesta tanto que muchos invertimos 1/3 parte de la vida en la escuela, y aun así no tenemos la certeza de haberlo logrado. Saber algo es comprender de qué manera funciona cierto fenómeno, o saber cómo resolver un problema, y no solamente conocer el nombre o denominación de las cosas. En palabras de Mortimer J. Adler:
"La persona que dice que sabe lo que piensa pero no lo puede expresar por lo general no sabe lo que piensa”.
El famoso físico -premio Nobel de Física en 1965- Richard Feynman comprendió la diferencia entre "saber algo" y "saber el nombre de algo", y esa fue una de las razones más importantes de su éxito. Feynman tropezó con una fórmula para el aprendizaje con la que, asegura, cualquiera podría entender algo mejor que los demás. A su técnica se le conoce como “técnica de Feynman” y se supone que puede ayudarnos a aprender algo concisa y rápidamente, sin importar el tema o concepto que tratemos. La técnica de Feynman comprende tres pasos:
Paso 1: Enseñarle a un niño
Las cosas que piensas que sabes y que puedes explicar cómo funcionan deben ser entendidas por un niño. Feynman recomienda lo siguiente: en una hoja de papel en blanco plantea un problema de la forma más sencilla que se te pueda ocurrir, con un vocabulario simple y conceptos y relaciones inteligibles. Si logras que un niño te entienda, será una buena señal de que tú comprendes lo que has observado.
Paso 2: Revisa lo que has dicho
Seguramente lo que has planteado presenta lagunas, pero no importa, eso ocurre. Lo que hay en tu mente lo entiendes tú, desde tu perspectiva y con la información que manejas. Si revisas lo que has presentado, es decir, si relees, te darás cuenta de algo que has pasado por alto o has olvidado. Es necesario revisar que lo que pensamos concuerda con lo que hemos dicho. Es importante entender que la habilidad oral empata con la habilidad real. Porque si podemos explicar lo que hacemos, tendremos la certeza de que la capacidad de aprendizaje navega hacia buen puerto.
Paso 3: Organizar y simplificar
Si acreditamos los dos pasos anteriores, seremos capaces de enseñarles a otros. La experiencia nos dota de conocimientos que podemos reducir a un conjunto de notas que podremos ofrecerles a otros a través de notas hechas a mano. Es decir, podremos crear protocolos para ser consultados.
El algoritmo de Feynman consiste en poder enseñar lo que realmente hemos aprendido. Si somos capaces de ello, significa que de verdad tenemos un conocimiento. Si no, debemos regresar sobre nuestros pasos para poder transmitir el saber del mundo.
Con información de Medium