Una de las claves para poder ser feliz está en dejar de quejarte por lo que te falta y empezar a agradecer por lo que tienes.
De acuerdo con algunas investigaciones, el cerebro humano tiene una tendencia natural a retener y recordar más las experiencias negativas que las positivas. Tú, de forma consciente, puedes revertirlo al dar más peso a todo lo bueno que tienes y que te ocurre, por pequeño que sea.
Para esto, la gratitud por las cosas positivas que pasan en tu vida es fundamental. Al agradecer, tu mente se enfocará en los aspectos buenos y tendrás pensamientos y sentimientos saludables.
Si es tan bueno, ¿por qué no dedicar un tiempo cada día para agradecer? Aunque no lo creas, con unos segundos basta, y sólo debes seguir estos cinco consejos para realizar una práctica diaria de gratitud.
Aprende a apreciar y agradecer los pequeños detalles y las cosas cotidianas que pueden hacer que tu día mejore, como cuando encuentras un buen lugar para estacionarte, cuando un desconocido te sonríe o saluda, cuando disfrutas tu café, o cuando tu perro te recibe con euforia al llegar a casa. Deja que cada pequeño aspecto positivo de la vida te impresione.
Hay personas que hacen que el mundo sea un lugar mejor porque te hacen reír, te apoyan, están al pendiente de ti y te hacen sentir querido. ¿Alguna vez les has agradecido por todo eso? ¿Por qué no escribirles un mensaje y hacerles saber lo importantes que son? Además de ser algo bueno para ti porque así puedes practicar la gratitud, seguro les robarás una sonrisa.
El reto es que cada día te detengas unos instantes para anotar cinco cosas por las que estás agradecido. Pueden ser grandes cosas, como el amor de tu familia, o pequeñas cosas, como el pastel que disfrutaste en la tarde. La recomendación es hacerlo en una libreta, para que puedas guardar tus listas de gratitud y las vuelvas a leer cuando tengas un mal día o te sientas decaído.
Es cierto que nadie va a agradecer por las cosas malas que le pasan, pero es importante que aprendas a encontrar lo positivo que existe detrás de las experiencias negativas y agradezcas por ello. Por ejemplo, si odias madrugar y debes hacerlo, piensa que al estar despierto desde muy temprano puedes disfrutar del espectáculo que te da el cielo cada amanecer.
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A veces, tú mismo puedes llegar a ser tu peor juez. Es momento de aprender a reconocer tus cualidades, virtudes y habilidades, y agradecer por ellas. Cada día, tómate un tiempo para hacer una pequeña lista de cosas que te gustan de ti, como el color de tus ojos, tu capacidad solidaria, tu habilidad para dibujar, lo bueno que eres en la cocina, etcétera.
Y también, agradece cada amanecer porque estás vivo y cada anochecer por la oportunidad de haber terminado un día más.
Así, si te tomas un momento cada día para practicar la gratitud y apreciar las cosas positivas que te suceden, serás una persona más feliz y más sana, con una perspectiva más positiva de la vida.