La resiliencia está constituida por los atributos y habilidades que utilizamos para afrontar problemas, estrés y riesgos. También se define como la capacidad de adaptarnos al entorno a pesar de las crisis o dificultades. Esa capacidad se deriva de una reserva de recursos internos que nos ayudan a afrontar las situaciones. Los recursos pueden ser innatos o adquiridos.
Esa capacidad es muy importante pues refuerza los factores protectores y reduce la vulnerabilidad. Cuando eres una persona resiliente, eres capaz de hacer relaciones sociales que aporten cosas buenas a tu vida, priorizas tus problemas, logras tener esperanza, sacas provecho de las situaciones estresantes, eres proactivo, fijas metas posibles y mantienes un buen humor la mayor parte del tiempo.
Si no cumples con las características anteriores, puede que te falten algunos recursos internos para enfrentar situaciones problemáticas. Esto se puede solucionar si buscas la manera de motivarte y ser más fuerte a nivel emocional. Leer mensajes de motivación personal ayuda mucho siempre y cuando creas lo que estás leyendo.
Se puede lograr ser resiliente, pero para eso hace falta disposición y trabajo. Al final, el esfuerzo valdrá la pena.
Consejos para ser una persona resiliente
La resiliencia forma parte de la inteligencia emocional, así que puede aprenderse y desarrollarse. Para un mejor desarrollo de la misma, es necesario educar a los niños para que sean fuertes y responsables. Esto se hace enseñándoles a enfrentar las dificultades y los imprevistos. Si no tuviste la oportunidad de aprender eso desde niño, no te preocupes, todos tenemos la capacidad de aprenderlo a cualquier edad.
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1. Relaciónate con las personas: tener amigos cercanos y buenas relaciones familiares te otorgará pilares emocionales. Las personas que te aprecian estarán ahí para escucharte y apoyarte en momentos de dificultad. El ser humano es un ser social y emocional, siempre necesitará de otra persona en quién apoyarse en determinadas situaciones. Ese apoyo te ayudará también a ser resiliente.
2. Piensa de manera constructiva: sé realista, traza metas que estén a tu alcance y no crees fantasías en tu cabeza que te desilusionarán a largo plazo. Cuando se te presenten las crisis, velas como retos que debes vencer, no como catástrofes que te arruinarán de por vida. Debes convencerte que las dificultades pasarán y que vencerás gracias a tus esfuerzos.
3. Traza metas: es similar al consejo anterior. En la vida del ser humano, es necesario tener siempre metas a corto, mediano y largo plazo, ya que éstas te permitirán luchar cada día y vencer las dificultades, gracias a la esperanza de obtener algo después de todo. Así podrás avanzar y superarte a ti mismo.
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4. Sé optimista: pensar de manera optimista no implica que olvides la realidad y su dureza. Ser optimista implica afrontar los hechos como oportunidades para probarte a ti mismo y superarte. Es sumamente importante rodearte de personas con pensamientos optimistas para contagiarte con esas ideas. El pesimismo nos apaga emocionalmente y no permite avanzar.
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5. No es culpa tuya: en momentos de crisis, tendemos a llenarnos la cabeza con pensamientos de culpabilidad y creemos que nos merecemos lo que está pasando o que el universo está en nuestra contra. Esto es totalmente falso. La vida es dura a veces, pero depende de nosotros poder transitarla tranquilamente. En esos momentos debes recordar que, si cometiste un error, hubo más factores que influyeron. A partir de ahí, aprende de lo pasado y redirige tu vida sin caer en los mismos errores.
6. Recuerda que te has recuperado antes: en momentos difíciles, las dificultades parecen no tener fin, pero a lo largo de nuestras vidas hemos superado diferentes obstáculos. Sé tu propio ejemplo y recuerda cada una de las veces que te levantaste y seguiste. Esto te ayuda a ver que eres más fuerte de lo que imaginas y que cada obstáculo te fortalece más.
7. Mantén alejado al estrés: debes tener en cuenta que las consecuencias del estrés pueden ser terribles. Aunque el estrés no se elimine de nuestras vidas, hay que saber cómo controlarlo para que no se apodere de nosotros. Debes verlo como un estímulo a tu crecimiento y así te convertirás en una persona más resiliente.
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8. No te estanques: busca salir de tu zona de confort y trázate retos que te desafíen. Al hacer esto estarás, de alguna manera, entrenando tus hormonas de estrés y podrás manejarte mejor cuando se presenten situaciones más serias en las que de verdad corras peligro. Cuando sales de tu zona de confort, te permites crecer como persona.
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9. Ayuda a los demás: en tus relaciones de amistad, apóyalos con pensamientos optimistas y bríndales consejos que hayas aprendido con tus experiencias. Esto siempre será una actividad recíproca: ayudarás a alguien a superar un obstáculo y tendrás felicidad al poder ayudar gracias a tu experiencia.
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