El amor propio es un concepto que ha ganado mucha relevancia en la sociedad actual. Sin embargo, desde la perspectiva budista, el amor propio va más allá de simplemente aceptarnos a nosotros mismos en los aspectos más superficiales, como lo puede ser la apariencia física o el carácter y las capacidades o habilidades. Es más bien un viaje profundo de autodescubrimiento y aceptación incondicional.
El budismo nos enseña que rara vez nos amamos a nosotros mismos de manera incondicional. A menudo, ponemos condiciones a nuestro amor propio, como "me amaré cuando sea más delgado" o "me sentiré digno cuando alcance cierto logro". Este tipo de amor es condicional e impuro, ya que depende de situaciones futuras que pueden o no suceder.
En este sentido, la sabiduría budista nos dice que debemos estar dispuestos a aceptarnos como personas comunes y corrientes, con todas nuestras imperfecciones, puesto que si intentamos deshacernos de ellas, se convierten en obstáculos en nuestro camino hacia la autoaceptación.
Según las enseñanzas budistas, todos los problemas tienen causas. En el caso del amor propio, el principal enemigo está dentro de nosotros: nuestro ego. Es esa voz negativa interna que nos aleja de nuestro propósito y potencial. No importa cuánto nos cuidemos externamente, el verdadero amor propio solo puede surgir cuando abordamos y superamos las causas de su declive, principalmente nuestro ego.
El Dharma, o las enseñanzas del Buda, nos muestra que podemos encontrar la felicidad en el momento presente, sin depender de nadie más. No podemos esperar que algo o alguien llene un vacío que solo nosotros podemos llenar. Al darnos amor incondicional, ese amor se extiende naturalmente a todos los seres.
Entonces, el camino budista hacia el amor propio se trata de aceptación incondicional. No es suficiente ser compasivo y amable con los demás si no somos amables con nosotros mismos. En el budismo, todo está interconectado. Por lo tanto, no puedes amar a otros y odiarte a ti mismo. La verdadera esencia del amor propio en el budismo es abrazar nuestro caos interno y encontrar la paz en él.