La mayoría de las antiguas religiones describen en sus historias de creación al ser humano como existiendo en un estado andrógino primordial. La androginia posteriormente -- como ocurre en la alquimia y en el tantrismo, etc.-- ha sido considerada como un estado ligado a lo divino y a la potencia creativa. Muchos grandes maestros espirituales son representados como andróginos o --en el caso de ser hombres-- con una masculinidad muy leve, casi neutra. Un ejemplo de estos es el maestro del budismo tántrico Longchen Rabjam, cuyas representaciones pueden confundirse con las de una prototípica mujer joven.
En un plano más cercano, diferentes psicólogos han notado que la creatividad y la capacidad expresiva están ligadas al nivel de contacto o asimilación que tienen las mujeres de los aspectos comúnmente asociados con la masculinidad y viceversa. El psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi, pionero en el estudio de la creatividad, y a quien le debemos la teoría del estado de "flow" ha escrito sobre esta observación.
En todas las culturas, los hombres son criados para parecer "masculinos" y descuidar o reprimir esos aspectos de su temperamento que la cultura considera como "femeninos", mientras que se espera que las mujeres hagan lo opuesto. Individuos creativos de alguna manera se escapan de este estrecho estereotipado de los roles de género. Cuando pruebas de masculinidad/feminidad se realizan entre jóvenes uno descubre reiteradamente que las niñas creativas y talentosas son más dominantes u fuertes que otras niñas, y los hombres creativos son más sensibles y menos agresivos que sus colegas masculinos.
Csikszentmihalyi no sólo ha realizado pruebas con niños sino también con famosos científicos y artistas, notando esta misma tendencia, que curiosamente invierte los papeles establecidos por la sociedad, lo cual hace pensar que estamos realmente bloqueando la creatividad humana al mantener ciertos estereotipos. Según Csikszentmihalyi:
Era obvio que las mujeres artistas y científicas eran mucho más asertivas, confiadas y abiertamente agresivas de lo que comúnmente son las mujeres en nuestra sociedad. Tal vez el factor más notable de la "feminidad" en los hombres en el estudio fue su gran preocupación por su familia y su sensibilidad a los aspectos sutiles del ambiente, los cuales otros hombres no percibían o consideraban poco importantes. Sin embargo, pese a manifestar estas características inusuales a su género, retuvieron las características comunes de su género.
En cierto sentido esta seguridad o esta sensibilidad son partes innatas de nuestra personalidad, pero otro aspecto seguramente puede desarrollarse y así la creatividad puede, valga la redundancia, crearse. Los hombres podrán hacer esto desarrollando su comunicación intrapersonal, dándole importancia a sus emociones e intuiciones; las mujeres desarrollando asertividad, seguridad y siendo positivamente agresivas, sin que esto les reste ciertas características asociadas con su sexo. Csikszentmihalyi asegura que la androginia no tiene que ver con la homosexualidad, sino con una amplitud de la personalidad que no se delimita a sólo un lado del espectro y que trasciende las barreras establecidas por la sociedad. Al final, la creatividad es un reflejo de la totalidad y así el ser humano que abraza la plenitud holísticamente sintoniza la energía creativa original.