Mostrar tus emociones, miedos, sueños y anhelos con personas cercanas a ti puede ser una de las cosas más terroríficas. Seguramente te llenas de temor y piensas que te pueden juzgar o que vas a ser mal visto. Sin embargo, mostrarte vulnerable ante las personas es un signo de fortaleza y de aceptación, porque todas esas cosas forman parte de lo que eres y del ser humano que está ahí afuera y se expone tal cual es, sin temor de ser totalmente real.
La doctora Brené Brown es una autora muy reconocida por sus best sellers que hablan sobre la vulnerabilidad, la vergüenza, el coraje y la fragilidad, entre otros temas. Recientemente dio una conferencia, pensada especialmente para transmitirse en Netflix, acerca del poder de la vulnerabilidad y la importancia que tiene ser valiente y tener coraje para hacer las cosas en tu vida diaria. Para Brown, lo más importante en esta vida es ser vulnerable, y eso es lo que te da el coraje para enfrentar las dificultades de la vida:
Ser dueño de nuestra historia puede ser difícil, pero no tan difícil como pasar la vida huyendo de ella. Abrazar nuestras vulnerabilidades es arriesgado, pero no tan peligroso como renunciar al amor, la pertenencia y la alegría, las experiencias que nos hacen más vulnerables.
Cuando te pasas todo el tiempo rodeado de personas llenas de máscaras, es posible que tú también te confundas y no sepas ya cómo comportarte o cuál es tu verdadero yo. Con las redes sociales y la hiperconexión, la autenticidad se ha perdido; esto no quiere decir que todas las personas ya no sean auténticas, pero en gran medida suele ser difícil encontrar la honestidad y el verdadero yo de las personas.
Aceptar tu vulnerabilidad no significa que vayas por la vida con tus emociones a flor de piel, sino que cuando sea el momento adecuado o estés en un momento difícil, puedas aceptarlo sin sentirte culpable, menos valioso o con pena. Si decides mostrarte tal cual eres con ciertas personas, es probable que tus relaciones interpersonales sean mucho más reales y honestas.
No tienes miedo de que te juzguen, te aceptas tal cual eres. Estar en contacto con tus emociones puede ser algo complicado y un trabajo constante. La sociedad muchas veces impone reglas o deberes en el sentido de que no hagas esto o aquello, que los hombres no pueden llorar y que las mujeres siempre tienen las emociones a flor de piel, etcétera.
En el momento en que ya trabajaste con tu persona y te conoces mucho más, puedes aceptarte con todo lo positivo y "negativo", de tu ser. De esta manera podrás mostrar tu verdadero yo sin tener ningún problema o temerle a las opiniones de los demás. Recuerda que toda opinión viene de una vivencia propia, así que muchas veces no se trata de que te lo tomes personal sino de que tomes lo que realmente te sirve, aprendas de eso y lo demás lo deseches.
Aprendes a quererte a ti mismo y por lo tanto, puedes amar libremente a los demás. Si verdaderamente conoces cuáles son tus fortalezas, debilidades, sueños, miedos y todo lo que tienes en tu mente, entonces el amor propio es mucho más fuerte.
Siempre se dice que no puedes querer a alguien completamente hasta que empiezas por ti mismo. Por eso, es mucho mejor esperar, antes de tener una relación estable con alguien, hasta que trabajes en tus propios miedos e inseguridades, porque si no los vas a proyectar en la otra persona, y nadie tiene por qué cargar con ese tipo de cosas.
Aceptas las partes más oscuras. El psicólogo Carl Jung decía que no hay luz sin oscuridad. Siempre es importante reconocer las partes no tan positivas de tu persona. Posiblemente seas una persona buena, tolerante y respetuosa con los demás, pero puede que en algún momento alguien te saque de tus casillas y saques ese monstruo que llevas dentro.
Antes que nada, debes aceptar esta parte de ti, nunca hacerla a un lado y reconocer todo lo que puede enseñarte para que no lo veas como una dificultad, sino como una oportunidad para poder mejorar.
Aprendes a ser agradecido con la vida. La doctora Brown describe la alegría como una de las emociones más importantes para que tengas una vida plena. Casi siempre, la alegría surge cuando agradeces todas las cosas que tienes hoy.
Durante su plática, Brown expone los casos de personas que han sobrevivido a situaciones difíciles, como tiroteos o algún accidente. La felicidad de los sobrevivientes se resume en la gratitud que muestran al tener una oportunidad más en su vida y poder estar con su familia y seres queridos.
Te adaptas a los cambios y dificultades. ¿Cuántas veces te ha dado miedo intentar algo nuevo (proponer una idea en el trabajo, o simplemente salirte de tu zona de confort)? La zona segura siempre estará ahí y es casi seguro que te haga sentir cómodo. Sin embargo, una de las cosas que Brown señala y que son realmente importantes para aceptar tu vulnerabilidad, es tener el coraje de salirte de esa zona de confort pese a todos los miedos que puedas tener.
En un mundo lleno de máscaras, siempre se agradece cuando alguien es honesto con los demás. No tienes por qué esconderte; tampoco se trata de que andes por la vida con la confianza de que todo mundo te quiere ayudar o no te va a juzgar. Tristemente, es muy fácil que las personas lo hagan. Lo importante es que tomes las cosas de quien vengan; las que sirven son bienvenidas y las que no, simplemente déjalas ir.
Antes que nada, aprende a amarte a ti mismo; reconoce que eres vulnerable, pero que también tienes ese coraje para enfrentar los problemas de la vida y salir victorioso.
No es el crítico quien cuenta; no es el hombre quien señala cómo tropieza el hombre fuerte, o dónde el hacedor de los hechos podría haberlo hecho mejor. El crédito pertenece al hombre que está realmente en la arena, cuyo rostro está manchado por el polvo, el sudor y la sangre; que se esfuerza valientemente; que se equivoca, que se queda corto una y otra vez, porque no hay esfuerzo sin error y deficiencia; pero que realmente se esfuerza por hacer las obras; que conoce los grandes entusiasmos, las grandes devociones; que se gasta en una causa digna; que en el mejor de los casos conoce al final el triunfo de los grandes logros, y que en el peor de los casos, si fracasa, al menos fracasa al mismo tiempo que se atreve en gran medida, de modo que su lugar nunca estará con esas almas frías y tímidas que no conocen la victoria ni la derrota.
(Theodore Roosevelt)
Puedes encontrar la plática de la doctora Brown en Netflix: