Reflexiona por un segundo: ¿qué es lo que haces ante cualquier situación adversa en la vida? ¿Te enojas? ¿Te paralizas? Resolver los problemas que se te presentan de manera asertiva también es una destreza que todos podemos adquirir. Aquí te dejamos cinco hábitos para lograrlo.
1. Piensa a futuro
¿La solución que parece mejor en este momento continúa siendo la mejor en un futuro? Antes de actuar, tómate un momento para "platicar" con tu yo del futuro y preguntarle qué le parece vivir en las circunstancias que le estás creando ahora mismo. Pregúntale qué desea o qué le hubiera gustado que fuera diferente, la buena noticias es que ¡aún estás a tiempo!
2. No reacciones
Esto no significa que te quedes paralizado, sino que no hagas lo primero que se te ocurra o te dejes llevar por tus emociones inmediatas. No nada más reacciones, primero reflexiona y después actúa. Deja que tu instinto te guía, pero nunca que te controle.
3. Llévate la contraria
Siempre que algo te parezca la mejor opción, trata de argumentar el punto contrario; puede parecer un despropósito, pero te ayudará a expandir tus horizontes y considerar posibilidades que de otro modo no habrías siquiera contemplado.
4. Apunta hacia lo imposible
Pregúntate: ¿cómo se resolvería este problema de la mejor manera para mí? Ahora que lo sabes, pon todo tu esfuerzo en esa opción; quizá no lo logres completamente, pero te aseguro que por lo menos te acercarás a la solución ideal.
5. Imagina lo peor
¿Cómo? ¿Trabajar para obtener lo mejor esperando lo peor? ¡Exacto! Imagina qué es lo peor que puede pasar y qué harías si pasara; te ayudará a quitarte el miedo y la parálisis de actuar. Además, siempre tendras un plan de respaldo por si algo llegara a fallar.
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