La meditación es una práctica oriental que debido a su efectividad para la concentración y la relajación ha cobrado mucha popularidad en occidente. Contrario a lo que muchas personas creen, aprender a meditar no es difícil y tampoco es necesario pertenecer a alguna religión oriental para practicar la meditación. Cualquier persona, tenga las creencias que tenga, puede meditar y disfrutar de sus beneficios físicos y emocionales.
La meditación puede ayudarte a mejorar en muchos aspectos: es buena para la memoria, ayuda a controlar los sentimientos de ira y ansiedad, te ayuda a lograr un mayor conocimiento de ti mismo y es una gran aliada para manejar el miedo y, por supuesto, el estrés.
¿Cómo comenzar?
Lo primero que debes hacer para comenzar a meditar es aprender a ser consciente de tu respiración. Presta mucha atención a la inhalación y la exhalación de aire hasta que llegues a un estado en el que nada más de lo que te rodea importa.
Trata de respirar cada vez más despacio y de llenar y vaciar tus pulmones por completo. Siente cómo todo tu cuerpo participa de tu respiración. Nota qué ocurre en tu espalda, en tu pecho y en tu estómago cuando respiras.
Por ultimo, elige una palabra, la que tu quieras, en realidad el significado de la palabra no es importante, aunque para comenzar se recomienda que sea una palabra que te inspire sensaciones agradables: paz, amor, alegría, etc. Repite la palabra que elegiste en cada exhalación de aire. Si te ayuda a concentrarte mejor, mantén los ojos cerrados.
Continúa durante diez o quince minutos y procura hacerlo al menos dos veces por semana. Aunque no lo notes, al finalizar habrás gastado una cantidad importante de energía, por lo que te recomendamos que tomes un baño, duermas una siesta o comas algo nutritivo, justo como si acabaras de hacer ejercicio.