Las antiguas tradiciones espirituales han desarrollado métodos para meditar y éstos con frecuencia van acompañados de ciertos patrones de respiración, los cuales están diseñados para obtener resultados específicos tanto a nivel físico como mental. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Northwestern ha comprobado que la respiración no sólo sirve para oxigenar el cuerpo y el cerebro, sino que también puede organizar la actividad de diferentes grupos de células en diversas regiones del cerebro. En otras palabras, esta investigación indica que el ritmo de la respiración tiene un efecto en la actividad cerebral de áreas involucradas con la memoria, el olfato y las emociones.
En este estudio se hizo un registro de la actividad eléctrica en la superficie del cerebro de siete pacientes que estaban siendo evaluados para una cirugía, con el propósito de tratar un tipo de epilepsia del lóbulo temporal resistente a los tratamientos médicos. El enfoque de esta evaluación se concentraba en tres regiones del cerebro: la corteza piriforme, que procesa la información sobre los olores, el hipocampo, que es crucial para formación de recuerdos, y la amígdala, que procesa las emociones. Al tiempo que los pacientes pasaban por esta evaluación su respiración fue monitoreada por los investigadores, quienes descubrieron que una respiración espontánea y natural estaba asociada con oscilaciones lentas en las ondas de la corteza piriforme y ondas cerebrales de mayor frecuencia en el hipocampo y la amígdala.
Después los pacientes pasaron por una serie de pruebas conductuales para descubrir si su respiración podía influenciar sus proceso de pensamiento, de tal manera que reclutaron a 21 participantes sanos y les pidieron que discriminaran entre varias emociones cuando les mostraban imágenes de caras que expresaban tanto miedo como sorpresa. Después de verlas en rápida sucesión, los participantes debían identificar la emoción de cada una tan rápido como pudieran. Los pacientes identificaron con mayor rapidez los rostros con miedo (en lugar de aquellos sorprendidos) cuando inhalaban que cuando exhalaban.
En síntesis, la respiración modula el reconocimiento emocional y el poder acceder a recuerdos: ambos procesos son mucho más precisos cuando se inhala que cuando se exhala. Además la forma de respirar era importante, ya que los efectos eran más notorios cuando los participantes inhalaban por la nariz y su desempeño disminuía cuando respiraban por la boca, pues la respiración está controlada por el bulbo raquídeo y cuando las personas alteran su patrón de respiración como resultado de un estímulo emocional o un esfuerzo mental, esto afecta la respiración. Por otro lado, esta investigación sugiere que respirar también puede tener un impacto en las funciones emocionales. Así que cuando Herman Hesse expresó lo siguiente no estaba lejos de la verdad: “La sabiduría no es nada sino la preparación del alma, una capacidad, el arte secreto de pensar, sentir y respirar pensamientos de unidad en cada momento de la vida”.
Con información de The Guardian