Muchas veces nos hemos preguntado cómo calmarnos, cómo dejar de pensar a la velocidad en que lo hacemos y poder reflexionar sobre las cosas que suceden. Algunos conocemos la forma de tranquilizarnos porque la experiencia propia nos ayuda a reconocer nuestro funcionamiento, pero hay otros que lo ignoramos. La ciencia dice que la respiración profunda calma. La respiración profunda nos estabiliza y nos ayuda a tener el control de tomar mejores decisiones. Estudios científicos han descubierto que las respiraciones profundas pueden estabilizar el sistema nervioso y la vía neuronal en el cerebro que controla este proceso. En un experimento con ratones, un grupo de científicos identificó un circuito de neuronas, un diminuto grupo de unas 350 células nerviosas, que regulan la conexión entre la respiración y la actividad cerebral de orden superior que nos afecta durante el estado de calma y alerta.

La respiración es en gran parte una acción inconsciente, involuntaria, algo que simplemente es un ritmo básico de la vida. También es un proceso durante el cual la mayoría de los animales inhala oxígeno para crear energía a nivel celular y luego exhala dióxido de carbono, el subproducto de esta respiración celular. Los seres humanos han sabido durante milenios que hacer respiraciones largas, lentas y profundas puede tener un efecto calmante y reducir el estrés. Por el contrario, las respiraciones cortas y rápidas hacen que tengamos una sensación de malestar, como sucede en el estrés o los ataques de pánico. Algunos investigadores dicen que los circuitos neuronales a través del cerebro regulan la respiración, pero hasta ahora no se había identificado la vía neuronal que conecta la respiración con los estados emocionales de la ansiedad y la calma. En un nuevo trabajo, un equipo dirigido por el doctor Mark Krasnow, profesor de bioquímica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, registró la región principal del cerebro que controla los ritmos respiratorios. 

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Aunque la respiración profunda es una manera fácil y segura de controlar la ansiedad y el estrés, los científicos predicen que existe potencial, con base en estas investigaciones, para el desarrollo de medicamentos que se dirijan a los genes que han identificado que participan en el proceso: "En los trastornos de pánico, puede ser casi imposible para uno controlar la respiración", han dicho; "Por lo tanto, un enfoque farmacológico puede ser importante para prevenir estos ataques provocados por la hiperventilación".

Los científicos también han asegurado que el síndrome de muerte súbita infantil (SIDS) puede ocurrir cuando el cerebro no percibe la falta de oxígeno mientras el bebé está durmiendo, y por lo tanto no despierta al cuerpo. Algunos bebés pueden estar en mayor riesgo de SIDS por razones de genética o porque han nacido prematuramente. En estos casos, los bebés con mayor riesgo de SIDS se podrían beneficiar de una terapia que mejore la señalización neuronal entre la ingesta de oxígeno y la excitación. Lo relevante es que con estas investigaciones conocemos la importancia de la respiración no sólo como un reflejo sino como una técnica para calmarnos.

Con información de Live Science