En la vida muchas veces vas a sacrificar cosas (incluido tu propio bienestar) con tal de cuidar a los demás. Pero eso, lejos de ayudarte o hacerte ver como la mejor persona, puede afectar demasiado tu bienestar.
Piensa en las instrucciones que te dan las sobrecargo cuando subes a un avión. Sus primeras recomendaciones son que en caso de pérdida de presión en la cabina, antes que cualquier otra cosa, debes colocarte tu propia mascarilla de oxígeno para después ayudar a tus acompañantes o a los demás pasajeros.
Esto te lo dicen porque, si no te cuidas tú primero, muy posiblemente te desmayes y ya no puedas salvar a nadie. Sólo puedes ayudar a otros después de satisfacer tus propias necesidades, no sólo en un escenario de emergencia sino también en tu vida diaria; y es aquí es donde entra el cuidado personal.
El cuidado personal no es estar feliz todo el tiempo, ni reflejar a todas horas lo pleno que eres. El verdadero cuidado personal fortalece y profundiza la conexión contigo mismo para que puedas entender qué es lo que necesitas desde un punto de vista mental, emocional y físico.
Éste construye tu conexión con quién eres en el centro de tu ser, te ayuda a no sudar por las cosas pequeñas y evita el agotamiento emocional. En última instancia, una práctica de autocuidado te permitirá entenderte a ti mismo, encontrar tu pasión y propósito y llevarte por el camino de vivir una vida plena.
No es fácil romper los malos hábitos, especialmente si has pasado años en la negación, así que aquí tienes algunos consejos sobre cómo empezar a tratarte bien.
La vida diaria puede ser bastante difícil, pero el cuidado personal es sumamente importante para mantener bien tu propia salud y la salud de tus seres queridos. Si te es complicado encontrar tiempo para ti, programa unas horas que estén dedicadas únicamente a lo que te gusta hacer. El cuidado personal y el amor que te entregas a ti mismo pueden salvarte la vida.
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