De acuerdo con la psicología, la resiliencia es la capacidad que tenemos para enfrentarnos a las adversidades y adaptarnos a las tragedias, traumas, amenazas y estrés severo. Ser resiliente no significa permanecer indiferente ante los fenómenos de la realidad, sino sobreponerse a los sucesos que nos afectan y aprender de los mismos. Para volverte una persona resiliente puedes empezar por estos pasos:
1. Cambiar la narrativa
Cuando algo malo sucede, a menudo revivimos el evento una y otra vez en nuestras cabezas. Este proceso se llama ruminación: es un giro cognitivo de las ruedas, que no nos permite avanzar hacia la curación y el crecimiento. La práctica de la escritura expresiva puede ayudarnos a sortear la rumiación. El ejercicio consiste en escribir libre y continuamente durante 20 minutos sobre un tema, explorando los pensamientos y sentimientos más profundos que percibimos a nuestro alrededor. El objetivo es conseguir algo con el papel, pero no para crear una obra literaria sino una especie de memorial.
2. Enfrentar los miedos
La práctica de superar un miedo está diseñada para ayudar con los miedos cotidianos que se interponen en el camino de la vida, como el miedo a hablar en público, a las alturas o a volar. Como es complejo explicar y hablar sobre estos miedos, tenemos que afrontarlos a través de las emociones directamente. El primer paso es exponerse lenta y repetidamente a lo que nos asusta, en pequeñas dosis. Por ejemplo, las personas con miedo a hablar en público podrían tratar de hablar más en las reuniones, y quizás dar un brindis en una boda pequeña. Con el tiempo, se puede incrementar el reto hasta que se esté listo para dar ese gran discurso.
3. Practicar la autocompasión
La autocompasión implica ofrecer compasión a nosotros mismos: confrontar nuestro propio sufrimiento con una actitud de cordialidad y bondad, sin juicio.
4. Meditar
Practicar la atención plena nos lleva cada vez más al presente, la meditación ofrece técnicas para tratar las emociones negativas cuando surgen. De esta manera, en lugar de dejarnos llevar por el miedo, la ira o la desesperación, podemos trabajar a través de ellos más deliberadamente.
5. Cultivar el perdón
Si un rencor te está reteniendo, déjalo marcharse. Cultivar el perdón podría ser beneficioso para la salud mental y física. Su ejercicio es una práctica poderosa. Si tienes problemas para perdonar, deja ir la ira a través del ejercicio de la compasión.
Con información de Greater Good