"Fracasa de nuevo, fracasa mejor", solía decir el escritor Samuel Beckett. Cada error es una oportunidad de aprender y cada fracaso un llamado a levantarnos e intentarlo de nuevo. Para poder hacerlo debemos aprender a lidiar con la frustración, algo que la mayoría de las personas no sabe manejar y que puede dar pie a reacciones psicoafectivas fuera de nuestro control como ataques de ira, crisis de ansiedad o depresión. Saber manejar la frustración nos permite reconocer en qué nos equivocamos y pensar en posibles soluciones, en lugar de dudar de nosotros mismos y nuestras capacidades o desquitarnos con los demás.
A fracasar también se aprende, y estos son algunos tips para que logres convertir cada experiencia adversa en una nueva oportunidad:
- No reprimas tus emociones; si sientes ganas de llorar o de tomarte un tiempo a solas para reponerte, hazlo. No tienes por qué fingir que todo está bien.
- Aprende a dimensionar la experiencia; pregúntate a ti mismo: "¿qué puedo ganar con lo que perdí?". Las respuestas te sorprenderán.
- Un mal día no hace una mala semana. Si fracasaste en un proyecto, no significa que vas a fallar en todo lo que intentes. No te autosabotees.
- No tengas miedo de volver a intentarlo. No dejes que nada te detenga o se interponga entre tú y tus metas. Si logras aprender de la experiencia, la siguiente vez será más sencillo.
- Confía en que el tiempo te dará perspectiva. Quizá ahora te parezca el fin del mundo, pero deja que pasen unos días y comprenderás que no era para tanto.
- No desconfíes de ti mismo. Un fracaso puede convertirte en un fracasado o en un perseverante, tú eliges.
- Resignarse no significa dejar de intentarlo. Acepta que fallaste y resígnate, pero no te resignes a dejar de intentarlo.
También te puede interesar: Los propósitos realistas son la clave para el éxito