Cuando tenemos un problema que nos causa sufrimiento, lo primero que deseamos es huir de él. No importa si se trata de una complicación física, mental o emocional, nuestra reacción suele ser la misma: rechazo y negación, lo cual es perfectamente comprensible porque, después de todo, ¿quién quiere sentirse mal? La cuestión es que para comprender qué papel juega el sufrimiento en nuestro desarrollo personal y poder enfrentarlo desde una posición de poder y no de victimización necesitamos ir más allá de este enfoque básico, ya que sólo eso nos ayudará a comprender lo que realmente está pasando. Esto por supuesto implica enfrentar el sufrimiento, implica sentir cosas de las que preferiríamos huir, pero este es el momento en el que podemos demostrar verdadero valor al enfrentar lo que nos atemoriza y duele.
De acuerdo con un estudio llevado a cabo por los investigadores Daniel Lim y David DeSteno de la Northeastern University, pasar por dificultades puede tener un resultado inesperado, mayor compasión, pues según sus resultados las personas que experimentan mayor adversidad muestran mayor empatía, es decir tienen una mayor capacidad para comprender el sufrimiento de otros y su perspectiva, por lo tanto, tienen mayor probabilidades de ejercer una acción concreta para aliviar el sufrimiento de los demás. En otras palabras, son capaces de mostrar mayor compasión.
En esta investigación participaron individuos de diferentes estratos sociales y con diversas formas de vida, quienes llenaron cuestionarios para evaluar su empatía y su disposición a la compasión o con cuánta frecuencia sentían compasión por los demás. Los participantes también reportaron sus experiencias traumáticas, las dificultades de su vida y las evaluaron de acuerdo a severidad, frecuencia y qué tan recientemente habían ocurrido. Después de llenar los cuestionarios, se les preguntó si podían donar la totalidad o una fracción de su pago por participar en el estudio a la Cruz Roja. Esto se realizó con el fin de tener un resultado cuantitativo de las acciones compasivas.
Al analizar los resultados Lim y DeSteno se dieron cuenta de la que severidad de los problemas o traumas que experimentaron los individuos tenían una correlación con mayores niveles de preocupación empática y compasión, así como donativos más cuantiosos para la Cruz Roja, además de que encontraron que a mayores niveles de preocupación empática mayor disposición para realizar acciones compasivas. Esto es de fundamental importancia, porque un mundo con mayor compasión y empatía podría traducirse en mayores posibilidades de desarrollo personal para sus habitantes. Como la poeta Maya Angelou expresó alguna vez:
Mi misión en la vida no es meramente sobrevivir sino florecer, y hacerlo con algo de pasión, compasión, algo de humor y algo de estilo.
Con información de Greater Good