La gratitud es una emoción profunda y compleja. Está más allá de la felicidad o la tristeza, por ejemplo, y es un poco más difícil de definir que otro tipo de sensaciones.
La gratitud puede ocurrir cuando una persona es amable con nosotros y queremos regresarle esa atención, o cuando alguien nos ayuda y comprendemos la importancia de su apoyo. Existen muchos momentos en que sentimos gratitud pero ¿qué pasa en el cerebro cuando esto ocurre?
La gratitud activa en el cerebro las zonas relacionadas con la empatía, la amabilidad y la justicia. Al mismo tiempo libera oxitocina, sustancia vinculada con la felicidad y con la capacidad de las personas para entablar vínculos afectivos positivos.
Además, reduce los niveles de estrés, y mejora la salud cardiovascular y también la calidad del sueño. Todo esto tiene sentido si pensamos que la gratitud es una emoción positiva que ayuda a nivelar las emociones que no son ideales, las cuales pueden afectar nuestra salud y tranquilidad.
Por eso es recomendable realizar algunas actividades que pueden aumentar la gratitud, como llevar un diario en donde se escriba todos los días de una a tres cosas que hayan sido buenas, o agradecer mentalmente por lo que vivimos en un día, antes de dormir. La gratitud hace que las personas se sientan más felices y también más saludables.
Muchas veces realizamos nuestra rutina sin detenernos a mirar todo lo bueno que ocurre en nuestra vida. Hacer ejercicios de reconocimiento y gratitud tiene importantes beneficios, y es recomendable para continuar en el camino de la evolución espiritual. Cuando estamos conscientes de todo lo bueno que tenemos y que somos, podemos fijar metas mejores y crear vínculos profundos basados en el amor y el agradecimiento.