La vida en sí misma no es complicada, pero a menudo la percibes así como resultado de tus elecciones, tus hábitos y tu estilo de vida en general. La buena noticia es que puedes simplificar todos esos pequeños obstáculos si implementas algunos pequeños cambios en tu vida cotidiana. No es necesario hacerlos todos a la vez, puedes empezar con un par y aumentar gradualmente. Notarás un cambio positivo en tu humor y tu estado mental:
Intentar ser perfecto todo el tiempo
Todo el mundo tiene errores y está bien. Si pretendes ser perfecto ante los ojos de todos, lo único que vas a lograr es aumentar tus niveles de estrés. Cometer errores te enseña que no es posible alcanzar la perfección y que debes enfocarte en disfrutar el aquí y el ahora.
Poner fecha límite a tus objetivos
Saber lo que quieres en la vida es importante, y plantearte ciertas metas va de la mano. Sin embargo, si estableces una fecha definitiva para cumplirlas, también debes estar preparado para que eso no suceda (y saber que no es el fin del mundo). La existencia es impredecible y muchas cosas pueden pasar en el camino. Recuerda que las circunstancias cambian y no alcanzar un objetivo en un momento puntual no significa que nunca lo conseguirás. Libérate de esa presión autoimpuesta.
Procrastinar constantemente
Ser productivo puede hacerte sentir más ligero y alegre. Aunque mereces tener tiempo de descanso, como todos, si no puedes dejar a un lado la flojera puedes complicar tu vida más de lo que te imaginas. Así que encuentra lo que te hace feliz y empieza a crear. Podrías vivir de hacer lo que más te gusta.
Decir sí a todo
Estar de acuerdo con todo aunque en el fondo no sea una actividad que te agrade o te den ganas de llevar a cabo puede resultar en altos niveles de estrés. Decir sí a todo va a llenar tu agenda de tareas y te hará sentir mucha presión para cumplir con todo. Está bien pensar primero en ti y armar un itinerario que si puedas disfrutar.
Preocuparte por el futuro
Enfocarte en el presente debería ser tu objetivo principal, pues no es posible viajar al futuro. Hay tantas cosas que no puedes controlar ni cambiar, sin importar cuánta preocupación te causen. Así que no desperdicies tu valiosa energía al intentar predecir lo que va a pasar. Piensa en el ahora, esfuérzate y mantente positivo.
Despilfarrar el dinero
Antes de usar tu tarjeta de crédito, pregúntate si en verdad necesitas lo que sea que estás a punto de comprar. ¿Lo vas a usar? Esto te puede ahorrar mucho, pues es muy probable que ya tengas un armario lleno de ropa o que no pase absolutamente nada si no compras ese iPad. Tener ahorros para alguna emergencia o simplemente saber que está ahí te dará mucha tranquilidad.
Pensar en el pasado
Para tener un futuro brillante, necesitas dejar ir el pasado. Si cometiste errores (como todos), no hay nada que puedas hacer para cambiar ese hecho. Lo mejor que puedes hacer es aceptarlo y seguir adelante. No puedes regresar el tiempo pero sí tienes la oportunidad de aplicar lo que hayas aprendido de estos errores.