Un minuto que pasa es irrecuperable. Conociendo esto, ¿cómo podemos malgastar tantas horas?
Mahatma Gandhi
Mucho se habla de que el tiempo es lo más valioso que el ser humano tiene, de que es algo que, cuando se pierde, es imposible de recuperar. Y es que, aunque suene a cliché, esas frases son muy ciertas: el tiempo es muy valioso y nunca regresa.
Muchas veces, las personas pasan el tiempo como si su vida fuera a ser eterna, como si no existiera una fecha límite para aprovecharla; y muchas veces el tiempo se pierde en cosas que realmente no valen la pena o que, en el peor de los casos, te hacen más mal que bien.
Por eso, por la característica que tiene el tiempo de no volver y de no poder tener más cuando se pierde, es muy importante aprender a valorarlo como se merece y aprovecharlo al máximo.
Para ello, uno de los primeros pasos es encontrar a aquellos “ladrones” que te lo roban, los cuales pueden ser prácticas y hábitos que consumen mucho de tu tiempo y al final no te aportan algo positivo o terminan por dañar tu bienestar de alguna manera.
Los siguientes son sólo algunos de esos ladrones de tiempo que se llevan esos valiosos minutos que podrías dedicar a cosas más positivas y benéficas para ti.
Aunque son actividades de lo más comunes y aparentemente inofensivas, la realidad es que cada vez más personas pasan más y más tiempo en ellas, muchas veces sin siquiera ser conscientes de ello; lo peor es que se trata de actividades que en realidad no aportan nada ni permiten avanzar hacia las metas que cada uno tiene.
Así que aprende a identificar cuando estés por caer en ellos y procura evitarlos o al menos limitarlos al máximo, para que no se lleven tanto de tu valioso tiempo.
Si eres usuario de redes sociales, es muy probable que te haya pasado esto: tomas tu celular y piensas “revisaré mis redes por unos minutos”, y cuando te das cuenta, ya pasaron incluso horas, en las que no hiciste nada bueno o productivo sino que simplemente los minutos se te fueron en ver contenido en su mayoría vacío y que no te dejó nada más que tiempo perdido.
Las redes sociales se han vuelto tan adictivas que te hacen perder la noción del tiempo y así los minutos se convierten en horas. Lo peor es que además de ser un ladrón de tiempo, las redes sociales son también un ladrón de energía, pues muchas veces están llenas de negatividad, malas noticias, agresiones, o llegan a generar envidia al hacerte anhelar la vida perfecta y feliz que supuestamente llevan los demás.
Según algunos estudios, pasar demasiado tiempo en estos estos sitios podría tener un efecto directo sobre algunas áreas del cerebro, como el núcleo tegmental ventral, que se relaciona con la motivación y el estado de ánimo.
Además, el exceso de información y de estímulos que hay en las redes sociales te puede volver menos sensible a otros estímulos positivos; así, mientras más tiempo pases en dichas plataformas, más difícil te será sentirte motivado para realizar actividades en el mundo real.
Si eres fan de las series, es muy probable que esto también te haya pasado. Inicias la nueva que salió, pero termina un capítulo y piensas “bueno, otro más”, y luego sigues con otro y otro… y así hasta que la terminas. Cuando te das cuenta, ya pasaron varias horas o llegó el amanecer y te quedaste sin dormir.
Esto sucede porque, cuando una historia te engancha, para tu cerebro es muy complicado controlar el bombardeo de estímulos que eso significa. Lo malo de esto es que pasar tantas horas sentado frente a una pantalla hace que tu energía disminuya y te quita tiempo valioso que podrías dedicar a otras cosas que te harían mejor, como hacer un poco de ejercicio, convivir con tus seres queridos, practicar algún pasatiempo, meditar, etcétera.
Por eso, procura ver las series poco a poco, un capítulo a la vez, pues ahí van a seguir, mientras que las cosas de las que te pierdes por ver todas las series completas en un día no regresa, como tus valiosas horas de sueño perdidas.
Mientras que los ladrones de tiempo anteriores están en el exterior, este se encuentra dentro de tu mente y si se apodera de ti puede volverse muy peligroso. Cuando te preocupas en exceso por el futuro o por los problemas y dificultades de la vida, lo que logras es aumentar tu ansiedad, mientras que todo eso que te preocupa queda sin resolver.
Se dice que si algo no tiene solución no deberías preocuparte por ello sino aceptarlo, y si algo tiene solución, mucho menos deberías preocuparte y deberías trabajar en la solución. Entonces, en lugar de pasar el tiempo con tus preocupaciones en la mente, deja fluir todo aquello que no está en tus manos controlar y pon manos a la obra en lo que sí puedes arreglar. No te preocupes, mejor ocúpate.
De la mano del punto anterior viene este, que ocurre cuando pasas horas y horas en darle vueltas en tu mente a algo que te sucedió, a un error que tuviste, a lo que no ha salido como quisieras o lo que no has logrado hasta ahora… te preguntas por qué las cosas pasaron así, por qué te pasa eso a ti, por qué, por qué...
Hacer eso no sirve de nada, sólo te atormenta, te roba energía y te quita valioso tiempo para solucionar eso en lo que tanto piensas. Así que mejor reflexiona y gestiona tus pensamientos.
Si notas que una idea se apodera de tu mente y no te deja en paz, analiza si es algo que puedes solucionar, de ser así, hazlo; si es algo que ya pasó, aprende a dejarlo ir, supéralo y aprende de ello para no volver a caer en lo mismo; y si es algo que está fuera de tu control, aprende a dejar que fluya y a fluir tú al aceptar que eso es así y no puedes hacer nada para cambiarlo.