Seguramente vas a trabajar, a veces comes en tu escritorio mientras mandas un correo o checas lo que tienes que hacer, luego sales, vas al gimnasio o recoges a tus niños, llegas a casa y aún tienes cosas por terminar. Y para finalizar pones alguna serie o algo que te desconecte por completo, para hacer lo mismo al día siguiente.
No eres la única persona que hace esto; más del 50% de la gente en el mundo se dedica a repetir lo mismo todos los días y a mantenerse ocupada todo el tiempo. ¿Pero es realmente bueno para tu mente y cuerpo estar así, constantemente estimulado?
Puede que pienses que ser multitasking es algo bueno, y que seguramente eso te convierte en una persona productiva. Si bien es cierto que puedes hacer muchas cosas durante el día, ponte a pensar en la calidad de las cosas que haces y reflexiona qué tan cansado o estresado estás al final del día para compartir la cena o unos minutos con tu familia.
Muchos expertos han dejado en claro que estar ocupado todo el tiempo no significa que seas una persona exitosa; es necesario que en ocasiones hagas una pausa y realmente vivas el momento de lo que haces y no siempre estés con el pensamiento de las notificaciones en redes sociales o lo que tienes que hacer en 1 hora. La realidad es que somos adictos a estar ocupados porque parece que no podemos estar tranquilos ni un momento, vivir el instante y aprovecharlo.
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Cuando estás siempre en modo de hacer y hacer, tus niveles de cortisol se elevan y entonces estás en un estado constante de estrés. Te puedes dar cuenta de que esto es cierto cuando ves que los niveles de ansiedad y depresión están al alza. Si bien el estrés siempre será parte de la vida, eso no quiere decir que esté bien vivir siempre en este estado. Cuando los niveles de estrés son crónicos, puedes tener problemas graves de salud. Lo importante es que aprendas a controlarlo y lidiar con ello de la mejor manera.
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El problema no es que quieras hacer muchas cosas; más bien, se trata de que aprendas a equilibrar la vida de forma tal que le dediques el tiempo adecuado a cada una de tus actividades sin sentirte en constante estrés o necesidad de hacer siempre más y más. Todo reside en que tomes más conciencia de lo que haces.
Esto también se traslada a la necesidad constante de estar en el celular, toda la dopamina que te dan las notificaciones en redes sociales y ese sentimiento de que estás “conectado” con todo. Sin embargo, ¿realmente crees que estás conectado cuando no le haces caso a la gente que está presente de forma física pero sí a la persona con la que hablas por el celular?
Tómate tiempo para conectar con las personas. Un “gracias”, “hola” o simplemente una sonrisa hacia la persona que te encuentras en el día no está de mas y realmente no cuesta nada. También puedes comenzar a escuchar de forma plena a la gente en tus conversaciones. Una cosa es que estés ahí y escuches todo mientras ves tus redes sociales y otra que realmente hagas un esfuerzo por escuchar lo que esa persona tiene que decir. El psicólogo Jordan Peterson dice que tienes que tener en cuenta que la persona con la que hablas seguramente sabe algo que tú no, y podrías aprender de eso.
Ve a caminar o correr SIN el celular. Date cuenta de todas las cosas que te rodean y vive la experiencia con todos tus sentidos. No utilices el celular ni para escuchar música, la idea es que vivas el momento y te asombres de todo lo que la naturaleza tiene por ofrecer.
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Piensa en tu propósito. Con tanto estímulo, pocas veces te pones a pensar realmente en qué es lo que haces en esta vida, cuáles son tus valores y por qué estás donde estás. A veces es necesario que lo hagas y reflexiones sobre si tu vida se alinea a todo eso que quieres hacer y si realmente es trascendental.
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