El ser humano tiene una tendencia a buscar el placer y evitar el dolor. Esto hace que generalmente busquemos evitar hacer cosas que nos cuestan trabajo -aunque nos hacen bien- dejándolas para después, prefiriendo la descarga del momento. Evidentemente esta actitud produce enorme frustración a la larga y nos mete en todo tipo de problemas. Científicos creen que esto tiene que ver con que nos identificamos con nuestro yo del presente, pero no tanto con el del futuro. O de alguna manera creemos que algo intervendrá y en el futuro las cosas serán más fáciles, lo cual es una forma de pensamiento mágico.

En el 2011 investigadores de Northwestern y Stanford hicieron un estudio en el que varios participantes fueron expuestos a avatares digitales de sí mismos pero en el futuro, versiones que imaginaban cómo se verían en algunos años, afectados por el tiempo. Estas personas que vieron sus yos del futuro luego mostraron una mayor tendencia a ahorrar fondos para el futuro que las personas que no fueron expuestos a estos avatares.

Recientemente un grupo de investigadores teorizó que lo mismo podría hacerse utilizando la visualización. En el estudio más reciente,  los participantes que visualizaron sus yos del futuro durante un semeste universitario reportaron menor cantidad de tiempo procrastinando, lo cual confirma que se puede utilizar el poder de visualización para dejar de procrastinar y volverse más productivo.

Los investigadores crearon un protocolo en el que los estudiante se imaginaban que interactuaban con su ser del futuro por 10 minutos todos los días. Algo que además ayuda a clarificar metas. Los investigadores explican que es importante utilizar una perspectiva de tercera persona para darle realismo al ejercicio y generar empatía.

Lo importante aquí es notar que lo que hacemos hoy no está desconectado del futuro y tratar de desarrollar una visión responsable a mediano y largo plazo.