Podría decirse que es el amor universal en acción; es amor + meditación + acción. Sólo manteniendo un corazón abierto podríamos realmente alcanzar a percibir lo que es la compasión.
Cuando el amor no es sólo un deseo por otro o una necesidad, cuando tu amor es un compartir, cuando tu amor no pide nada a cambio, cuando tu corazón se conmueve ante el dolor de otro, cuando tu amor es una asistencia a aquellos en sufrimiento, cuando tu amor ya no es tu amor solamente, cuando eres amor y sabiduría; sólo entonces la esencia verdadera de la compasión será revelada.
Cultivar la compasión nos permite dejar ir nuestro egoísmo paso a paso, acto por el cual le vamos cerrando puertas a las confusiones y miserias del mundo. La idea de enemistades y del mal desaparece; se disuelve, permitiendo ver una oportunidad de brindar amor y mucho entendimiento a esas personas.
El genuino deseo de ayudar a otros brota desde nuestra naturaleza esencial, pero en ocasiones no es suficiente para ayudar. La manera más eficiente de liberar a alguien de su sufrimiento es despertándolo a ver su verdadera naturaleza, entendiendo realmente que sólo un ser liberado puede ofrecer la ayuda más eficaz para desarrollar perseverancia en el camino de la autorrealización para el beneficio de todos los seres.
Primero necesitamos percibir la realidad para poder guiar a otros… pero esto no quiere decir que tenemos que esperar a estar realizados o iluminados para poder servir a otros. Significa que si aspiramos a la autorrealización para el beneficio de todos los seres, este anhelo se convertirá en el camino que nos ayude a lograr ser un ayudante excepcional.
Ahora, es importante clarificar que la aspiración es el inicio… pero debe ser seguida del “cómo” hacerlo y este “cómo” debe venir de la sabiduría. Existe la compasión relativa: ayudar a otros directamente desde la personalidad, a través de acciones altruistas, lo cual genera hábitos altruistas, y la compasión absoluta: que viene desde la propia revelación de tu verdadera naturaleza, a partir de la cual uno alcanza el estado de yoga, unión divina y desde ahí todas tus acciones son compasivas.
El gran maestro Ramana Mahrshi decía:
El mejor regalo que puedes ofrecer a la humanidad, es tu propia autorrealización.
Y con esto la invitación queda abierta a que mantengas tu aspiración de reconocer tu verdadera esencia y conviertas la compasión en un aliado para fortalecerte en tu práctica y en tu anhelo de servir.