Cada 8 de marzo se conmemora el Día de la Mujer. No es una celebración, sino una fecha para reconocer lo que se ha avanzado y todo lo que falta por lograr en el camino hacia la verdadera equidad, a ese mundo de inclusión, pleno en respeto y oportunidades para el desarrollo profesional, emocional, físico e intelectual de todas.

La reflexión a la que convoca este día no es “feminista”. Nos incumbe a todos no solamente porque vivimos en sociedad sino también porque, en términos energéticos, hombres y mujeres somos dualidad. Y quizá ahí empieza una noción profunda de igualdad.

Es decir, tú y yo estamos conformados por energía femenina y masculina que se activa y bloquea de diferentes maneras en cada situación. Al tomar una decisión, cuando compartes un punto de vista, al planear un proyecto o elegir un pasatiempo la dualidad se manifiesta. A veces en equilibrio y otras, la mayoría, con tendencia hacia una de ellas. Y, sorpresa: ¡esa tendencia no siempre corresponde con tu género!

En la filosofía yogui, al canal central por el que fluye la energía femenina se le llama Ida Nadi y va en espiral por el lado izquierdo de la columna vertebral. El prana que corre por ahí está asociado con ciertas cualidades de la naturaleza que se identifican con lo femenino. No con ser mujer; es muy importante distinguir esto.

¿Qué cualidades describen a Ida Nadi? Es lunar, frío, nutritivo, controla todos los procesos mentales, su vibración se representa con el color blanco y la conciencia e intuición son de sus principales atributos.

Si intuyes, si buscas profundizar en tu conciencia, si nutres a otros con tu conocimiento, ideas y afecto, si tu mente envía instrucciones a tu cuerpo: ¡tienes energía femenina en tu ser!

Hoy es un buen día para honrarla, para saberla existente en ti. También para, desde ese entendimiento, solidarizarte con las causas de género, porque la energía no lo tiene, pero los cuerpos que la contienen sí.

NAMASTE.