El trabajo es todo lo que el hombre hace para su satisfacción, alegría y bienestar; todas aquellas actividades que satisfacen sus necesidades primarias, que van de la riqueza material a la espiritual.
La idea general del significado del trabajo es que es la manera que tiene cada persona de obtener o ganar una remuneración económica por los servicios realizados, para poder vivir y darse el alimento, ropa y techo necesarios. Este punto de vista es muy válido, pero no refleja el valor que realmente aporta el trabajo en la vida de cada persona.
El trabajo no sólo cubre las necesidades básicas; a través del trabajo el ser humano se vuelve un ser productivo, autosuficiente e independiente que puede o no tener una satisfacción plena por lo que hace, le puede o no gustar: muchos enfocan su vida en el trabajo y otros sólo cumplen con su deber, y tanto unos como otros viven en desequilibrio, ya que la idea es que te guste lo que haces para que no sea tedioso, y le dediques el tiempo justo para tener tiempo que dedicarle a tu familia, pareja y a ti mismo.
Las necesidades básicas o emocionales son distintas en cada individuo; por eso, la percepción que tiene cada uno acerca del trabajo que realiza también es distinta.
Nuestro desempeño laboral puede o no generar expectativas en nosotros; eso varía con la ambicion que tengamos de un crecimiento personal, laboral y económico.
Hay dos tipos de contrato que cualquier trabajador establece con una empresa al laborar en ella:
Cuando las expectativas no se logran por ser poco realistas o porque la organización es incapaz de satisfacerlas, provocan una sensación negativa de frustración o decepción, pero no sólo en el trabajador sino en la organización, provocando conflicto, baja de rendimiento, renuncia y despido.
Por eso el trabajo es de suma importancia en los seres humanos para lograr la realización y satisfacción diaria y evitar el desgano, la depresión, el descontento y la desvalorización.
Algunas de las implicaciones del trabajo que podríamos definir como positivas son:
A través del trabajo los individuos pueden sentirse útiles, socialmente integrados y con libertad de expresar su creatividad, adquiriendo reconocimiento y prestigio. De aquí la importancia del trabajo y su relevancia, pues las actividades y el tiempo que dedicamos a nuestras familias, amigos y a uno mismo, dependen del tiempo que nos queda después del trabajo.
Gran parte de nuestra vida y nuestro desarrollo lo dedicamos a adquirir nuevos conocimientos, a vivir nuevas experiencias, alimentando y enriqueciendo nuestras habilidades interpersonales y culturales, desarrollando capacidades de adaptación según nuestro entorno y situación del momento.
Vocación
La vocación es el gusto o inclinación que se tiene hacia una profesión o carrera o en lo espiritual, con fines lucrativos o no; es un estado de felicidad que da hacer lo que a uno le gusta y le otorga satisfacción plena y alegría.
Es la inspiración con que Dios llama a algún estado y el individuo escucha desde temprana edad o en cualquier momento de su camino de vida; esta íntimamente relacionada con los anhelos y con lo que le inspira a cada quien.
La vocación es también un proceso que se va desarrollando durante toda la vida, ya que se va construyendo y creando desde lo mas profundo de nuestro ser, y está influenciado por la naturaleza, amigos, maestros, escritores, escultores, pintores, etc., que nos hacen cuestionar constantemente ¿quién soy?, ¿cómo soy? y ¿hacia dónde quiero ir?
En la vocación intervienen muchos factores:
La vocación apunta hacia aquello que queremos hacer y lograr como individuos en esta vida, hacia lo que le da sentido a nuestras vidas. Cuando encontramos nuestra vocación logramos entender mejor quiénes somos, qué queremos, hacia dónde vamos.
Cómo convertir mi trabajo en una vocación
Para convertir tu trabajo en vocación necesitas muchas ganas de querer pasarla bien todos los días de tu vida, de disfrutar lo que haces. Aunque hayas elegido el trabajo como una necesidad, lo puedes transformar en algo placentero; no necesitas ser artista o ganar mucho dinero para disfrutarlo, es el sabor y color que le pongas a cada día. En ti está sonreír o llegar enojado, ser amable o ser un amargado enojón; todo está en la forma en que aceptes lo que tienes, nadie más que tú puede hacerse el dia feliz o infeliz, nadie más que tú puede dar gracias, valorarlo y gozarlo.
Cuando uno vive el trabajo como una vocación disfruta más, le encuentra un sentido y siente cómo aporta positivamente alegría a su vida y a quienes le rodean.
Hay un cuento que refleja muy bien esta idea. En la época de la construcción de las catedrales, un hombre se encontró con tres picapedreros y les preguntó qué hacían:
Los tres hacían exactamente lo mismo, pero el sentido era bien distinto. Y eso sólo se logra ampliando la visión de lo que hacemos.
Tener siempre una buena actitud en el trabajo nos ayuda a ser mas empáticos y amorosos con la gente, colaborar en lo que podamos, enseñar lo que sabemos y tratar con respeto a los todos los empleados, clientes, compañeros y proveedores. Eso significa tener un interés sincero en las personas, y no tratarlas como objetos o instrumento para conseguir lo que buscamos o para tener más éxito.
Emplear todas las habilidades y capacidades que tienes para desarrollar una tarea y no limitarte a lo básico que podría requerir el trabajo asignado, dándole sentido y poniéndole amor a lo que haces, logrando asé una mayor satisfacción y placer con los resultados.
El trabajo, si lo vuelves vocación, se convierte en un lugar de aprendizaje, de superación personal, de relaciones sociales que le dan un toque y más sentido a nuestra vida.