Para manifestar alegría, placer o felicidad sólo hace falta sonreír. Es un gesto común y que durante el día ocurre entre 15 y 20 veces. Algunas de estas veces suceden cuando ves a alguien tropezar o caer. Las caídas sacan risas involuntarias a más de uno, aunque a veces las repriman porque parecen una falta de respeto, ¿verdad?
Reírte por la caída de alguien más obedece a que el humor se basa en gran medida en la incongruencia, como explica William F. Fry en Scientific American. Del mismo modo, los chistes funcionan en parte por la sorpresa que causan: te llevan en una dirección, pero luego cambian de rumbo.
Por su parte, Scott Weems, autor de Ha! The Science of When We Laugh and Why (¡Ja! La ciencia de cuándo nos reímos y por qué), dice que "el humor es por naturaleza confrontacional". Para que algo te provoque una carcajada tiene que superar cierto umbral de incomodidad.
De hecho, "el conflicto entre querer reírnos y no estar seguros de que debemos" alimenta el humor. Aunque no todo el mundo se ríe con una caída, porque ante estas situaciones muchas personas se ponen en el lugar del otro, lo que crea cercanía emocional y les impide reírse.
La de la incongruencia no es la única teoría sobre el humor. Richard Wiseman, autor de Quirkology, también habla de superioridad: en situaciones que pueden hacerte sentir superior, también te puedes reír. Por ejemplo, cuando alguien rico y famoso se cae.
Otra teoría es la freudiana, según la cual, el humor sería una válvula de escape socialmente aceptada, lo que queda de manifiesto especialmente en el humor negro o con contenido sexual.
Reírse de caídas es más o menos habitual, pero es una forma muy básica de humor. "La sorpresa nos hace reír, pero no es lo único", dice Weems; "Lo que nos hace reír no es el contenido del chiste, sino la forma en la que nuestro cerebro trabaja en el conflicto que muestra".
De hecho, Weems cita estudios que muestran que se utilizan los mismos músculos de la cara cuando se descubre la solución a un problema de lógica y cuando algo resulta gracioso. No sólo eso: la solución de los problemas es más rápida si antes hay risa. Además, es más fácil recordar un nuevo aprendizaje si incluye humor.
Quizás te incomode reírte de la caida de alguien más. Pero si te caes y te ríes de eso, te puedes sentir mucho mejor. "El humor tiene que ver con la actitud en general ante la vida y forma parte de nuestra personalidad. La gente que encaja las vicisitudes de la vida con la relatividad que da el humor, enfreta mejor cualquier situación", señala Begoña Carbelo, psicóloga del Centro Universitario de Ciencias de la Salud San Rafael-Nebrija en España.
Weems cita en su libro estudios que muestran que quienes hacen humor sobre su viudez o su discapacidad llevan mejor estas situaciones. El humor puede funcionar como mecanismo de defensa ante estas situaciones y un buen sentido del humor ayuda a "vivir de forma más alegre y equilibrada", apunta Carbelo, que añade que "incluso las enfermedades se corrigen".
Según Weems, la risa "mejora la salud cardiovascular y la respuesta inmunológica", aunque la causa podría estar no tanto en la propia risa como en el efecto socializador que tiene.
Con información de Verne
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