El último mes del año se caracteriza por estar lleno de celebraciones y por el ánimo festivo que se contagia. Además, suele ser una época de mayor introspección y espiritualidad, propicia para reflexionar sobre lo ocurrido en los meses previos y para soñar con lo que traerá el año que está por iniciar.

Pero no todo es positivo en la época decembrina. En las últimas semanas del año también se vive el estrés ocasionado por el caos vial, por los tumultos en los centros comerciales y por las presiones en el trabajo, para dejar listos todos los pendientes antes de poder ir a celebrar.

Además, para muchas personas esta temporada puede ser una de las más tristes, nostálgicas y hasta depresivas. Sobre todo si a lo largo del año sufrieron alguna pérdida, ya que la vibra sentimental de la temporada les hace recordar lo ocurrido y revivir las emociones que ello les provoca. 

También tiene que ver el hecho de terminar un ciclo para iniciar uno nuevo, lo cual hace llegar a la mente, además de las cosas positivas, los objetivos no cumplidos y los errores cometidos. 

Y con el año por llegar se plantea la incertidumbre de no saber lo que el destino deparará esos próximos 12 meses. Todo esto puede causar depresión, estrés y ansiedad, en especial a quienes ya tienen antecedentes de problemas emocionales y a quienes pasan solos las celebraciones de fin de año. 

Por otro lado, diversos especialistas aseguran que los casos de depresión aumentan alrededor de un 30% durante diciembre. Esto no significa que la Navidad sea la causa de los trastornos depresivos, sino que todos los elementos que se conjuntan en estas fechas son los que agravan la situación.

En una investigación realizada en la Universidad Iberoamericana se determinó que el fenómeno de la depresión navideña existe, pero lo que no puede asegurarse es que sea un fenómeno generalizado, pues afecta a algunos individuos más que a otros. Quienes son afectados, generalmente han tenido un historial de navidades problemáticas en su pasado.

Otro factor que incrementa los sentimientos de tristeza y la depresión está en el llamado trastorno afectivo estacional o depresión invernal, en el que el clima frío, las noches más largas y la reducción de las horas de sol afectan el ánimo de algunas personas.

Este trastorno se caracteriza por una modificación del apetito (y por lo tanto, aumento de peso), desesperanza, alteraciones en el sueño, tristeza e irritabilidad, pérdida de interés en las actividades cotidianas y menor energía.

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Es importante tener claro que la melancolía o nostalgia que se presentan en la época decembrina son sentimientos normales en muchos casos. Suelen tener una breve duración y se relacionan con el estado de ánimo e historia de vida de cada persona. 

Así que si de pronto sientes cierta tristeza al recordar a quienes ya no están, los cambios que se han dado en los últimos meses o las cosas que no has logrado hacer en el año, es algo perfectamente normal. 

El problema está cuando esa tristeza o melancolía se mantienen y se convierten en depresión, o cuando las emociones de la temporada hacen que tu depresión sea más profunda. 

La depresión es una enfermedad multifactorial que puede deberse a cuestiones biológicas, genéticas, sociales, culturales y personales. Cuando no se atienden, los síntomas se pueden agudizar y convertirse en un problema crónico, que puede incrementarse debido a la nostalgia decembrina. 

Si existen antecedentes de depresión, es importante que busques apoyo profesional para que recibas el tratamiento más adecuado para tu caso. 

Y si lo que te ocurre a fin de año es que te da mucha tristeza o nostalgia, en lugar de ver este mes como algo depresivo aprovecha las posibilidades que se presentan para socializar, convivir y fortalecer lazos familiares y de amistad. 

Con información de Ibero y Huffington Post