¿Te ha pasado que por cada cosa que haces mal siempre te dices que eres un tonto o te juzgas a ti mismo? Bueno, la gran mayoría de las personas tienen un crítico interno, pero depende de ti si le das poder o simplemente lo dejas pasar como una voz más y ya.
Ese crítico interno puede ser realmente tu peor enemigo, por ello tienes que trabajar para que su voz no gane y siempre salgas victorioso.
Antes que nada, tienes que reconocer que la única persona que puede lograr esto es tú mismo, por lo que toda la responsabilidad cae en lo que hagas para dejar de tener estos bucles de pensamiento.
¿Qué tipo de etiquetas te pones? Esto hace referencia a todas las palabras que utilizas para describirte cuando haces algo “mal” o pasa algo. Cosas como: tonto, perezoso, incapaz, etcétera.
¿Cómo definirías esta etiqueta? Utilizas esa palabra porque seguramente te identificas con lo que quiere decir, pero ponte a pensar realmente qué es lo que significa para ti. Por ejemplo, si dices que eres incapaz, ponte a pensar en todas las cosas que has hecho en los últimos 6 meses. De esta manera, te darás cuenta de que esa etiqueta es errónea.
Después de reflexionar acerca de estas preguntas, decide dar el siguiente paso para no dejar que tu crítico interno gane las batallas.
Mientras que la resolución de problemas es útil, la rumiación es destructiva. Cuando repites un error que cometiste en tu cabeza una y otra vez o no puedes dejar de pensar en algo malo que sucedió, te arrastrarás hacia abajo.
La mejor manera de cambiar de canal es encontrar una actividad que te guste. Encuentra una actividad que te distraiga temporalmente de las cintas negativas que se reproducen en tu cabeza. Ve a dar un paseo, llama a un amigo para hablar de un tema diferente o aborda un proyecto que has postergado. Pero rehúsa sentarte y escuchar cómo tu cerebro te golpea.
Estás tan acostumbrado a escuchar tu propia narración que es fácil olvidarse de los mensajes que te envías a ti mismo. Empieza a prestar mucha atención a tus pensamientos y descubrirás que te insultas o que te disuades de hacer cosas que son difíciles.
Se estima que tienes alrededor de 60 mil pensamientos al día. Eso son 60 mil oportunidades para construirte o derribarte. Aprender a reconocer tus patrones de pensamiento es la clave para entender cómo tu pensamiento afecta tu vida.
A menudo es más fácil ser más compasivo con otras personas que contigo mismo. Por ejemplo, mientras que podrías llamarte a ti mismo idiota por cometer un error, es poco probable que le digas eso a un ser querido. Cuando pases por tiempos difíciles o dudes de tu capacidad para triunfar, pregúntate: "¿Qué le diría a un amigo que tuviera este problema?". Entonces, ofrécete esas amables y sabias palabras.