Últimamente y debido a las circunstancias que todos estamos viviendo, he escuchado mucho tanto a amigos como pacientes y gente en general hablar acerca de la depresión, ya sea porque ellos mismos se sienten deprimidos o porque conocen a alguien que ha sido diagnosticado con depresión. Por eso, hoy me gustaría platicarles un poquito más acerca de este tema. 

La depresión es un tema delicado al que hay que prestarle importancia, pero también es un tema del cual es necesario hablar, y sobre todo es importante decir que es algo que tiene solución.

De pronto, me llegan pacientes que me dicen que doctores, psiquiatras, psicólogos o terapeutas les han dicho que la depresión jamás se quita y que lo que hay que hacer es aprender a vivir con ella, pero eso es totalmente falso. Claro que la depresión se quita y claro que existe una vida sin depresión.

Pero, para empezar, ¿qué es la depresión? La depresión yo la explico como un aplanamiento emocional. Te preguntarás a qué me refiero con eso. Pues el aplanamiento emocional es no sentir nada. Porque alguien que está deprimido tiene dificultades para sentir cualquier emoción; no siente alegría, pero tampoco enojo o tristeza. 

Desde afuera, como podemos verlo, alguien deprimido es alguien que no tiene ganas de hacer nada, sin motivación, que le “da igual” la vida. Aquí es muy importante aclarar que estar triste no es lo mismo que estar deprimido, pues suelen ser dos cosas que se confunden; pero no, sentir tristeza no es igual a tener depresión. 

Ahora, lo que me parece muy bonito mencionar es que la depresión no es buena ni mala, simplemente es una forma que tenemos de reaccionar al mundo, a nuestra vida, a todo lo que pasa alrededor de nosotros. 

Cada uno de los recursos que usamos, los usamos porque en algún momento nos sirvieron para poder sobrevivir. Es decir, hablando de la depresión, el aplanamiento emocional al que se puede llegar es porque nuestro sistema emocional “se traba”.

Imaginen que las emociones son como un conjunto de engranes. Cuando nos damos permiso de sentir las emociones y de darles un lugar, el engranaje va a funcionar y girar bien; pero existen momentos en los que, por distintos motivos, sentir es muy difícil y entonces lo que hacemos es echar todo aquello que sentimos abajo del tapete, como si no existiera. 

El resultado de esconder, reprimir o negar esas emociones es como si el engrane se llenara de tanta mugre, que entonces deja de girar, no se mueve ni hacia delante ni hacia atrás, por eso no sentimos ni emociones “que se sienten bien” pero tampoco emociones “ que se sienten feas”. 

Entonces, una vez que podemos entender eso, podemos ser amorosos y compasivos con nosotros mismos si estamos deprimidos y también serlo con las personas que conocemos que se encuentran en depresión. 

En algún momento, no sentir y congelarnos emocionalmente fue una solución, ya que era lo mejor que podíamos hacer; pero eventualmente, esa solución estorba más de lo que sirve y es ahí cuando podemos y debemos hacer algo distinto. 

Así que, sí, la solución a la depresión es: ¡sentir! Se podrá escuchar ilógico pero en el momento en el que poco a poco te permites sentir, ese engrane empieza otra vez a girar y a funcionar como debería. Y es ahí cuando posiblemente empezarás a sentir mucha tristeza, enojo, dolor y frustración, pero también alegría, motivación y ganas de hacer cosas. 

Si tú que me estás leyendo estás pasando por un momento así o estás cerca de alguien con depresión, ten paciencia, porque sanar es algo que toma tiempo. Sentir es todo un proceso, ya que vivimos en un mundo en el que nadie nos enseña a sentir, en el que cuando mostramos nuestras emociones, recibimos frases como: “no deberías sentirte así” o “tú lo tienes todo, no hay por qué estar triste”. Entonces, acabamos por reprimir esas emociones y no nos dejamos sentirlas.

Así que date permiso y dale permiso a tu gente de sentir lo que sea que tengan que sentir y sobre todo, ten presente que se vale no poder salir solo de la depresión. Si te está costando trabajo hacer algo distinto, busca ayuda, siempre habrá alguien que te quiera, te quiera ver bien, te quiera apoyar y cuidar. 

Y finalmente, recuerda que todo se vale, que haces lo mejor que puedes y que si estás listo para hacer algo distinto, ve paso a pasito, pues poco a poco irás aprendiendo en el camino. 

¡Espero que esta columna te sirva y te abra posibilidades! ¡Nos leemos la próxima!

Texto escrito por: Lorena Niño de Rivera, quien es parte del equipo de psicólogos y terapeutas de Evolución Terapéutica. 

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