El humano es un ser social; y si bien hay personas que disfruta de la soledad y que gustan de pasar tiempo consigo mismas, la realidad es que la gente en general necesita y busca la compañía de otros: familiares, amigos e incluso extraños. 

 

Cuando resulta complicado tener esa compañía, a pesar de estar rodeados de personas, es cuando la sensación de soledad aparece. Y ésta es una sensación que de por sí ya era común en el mundo actual y que se ha visto agravada por la pandemia, el aislamiento y el distanciamiento ocasionados por ella.

 

Muchas personas manejan bien sus vidas a pesar de la mínima interacción con los demás; están solos pero no se sienten solos, lo cual es un sentimiento subjetivo, una cuestión de perspectiva y deseo.

 

La soledad no es necesariamente producto del aislamiento físico, es decir, puedes sentirte bien aunque no haya nadie contigo y puedes sentirte solo a pesar de vivir con otros. La soledad es la angustia causada por sentirse solo, incluso en medio de una multitud o al tener personas en la misma casa. 

 

Si bien la soledad suele estar presente durante toda la vida adulta, se vuelve especialmente intensa en ciertos grupos de edad, uno de los cuales es a finales de los 80, cuando los hijos se han ido, las amistades han fallecido o empiezan a hacerlo, en muchos casos se ha perdido a la pareja y las enfermedades o el deterioro propios de la edad hacen sentir a las personas aun más aisladas.

 

En la sociedad occidental actual, envejecer muchas veces significa quedarse solos en casa, estar al cuidado de alguien o ser enviado a asilos y casas de retiro para recibir la atención necesaria. Pero incluso en esos lugares donde hay más gente la misma edad y personal encargado de atenderles, las personas suelen sentirse solas.

 

Hacer nuevos amigos en una nueva comunidad no siempre es fácil y puede que no compense por completo a quienes esas personas han perdido ni la compañía de sus familiares. 

 

Por otro lado, la soledad también puede estar asociada con una pérdida de propósito en la vida, con una pérdida de dirección y control. 

 

Pero la buena noticia es que la edad puede traer sabiduría, que es el gran antídoto contra la soledad, según la opinión del doctor Dilip Jeste, neuropsiquiatra geriátrico que se desempeña como profesor de psiquiatría y neurociencias, y además es director del Centro para el Envejecimiento Saludable de UC San Diego.

 

Cómo la sabiduría puede ayudar con la soledad

De acuerdo con el doctor Jeste, la sabiduría conlleva algunos componentes esenciales para lidiar con la soledad y no sufrirla, como: 

• Autorreflexión
• Empatía
• Compasión
• Espiritualidad 
• Regulación emocional

 

Las siguientes son algunas de las formas en que Jeste recomienda usar la sabiduría para combatir la soledad:

 

Comprende la soledad

El primer paso para sentirse menos solo es reconocer que te sientes solo y pensar por qué te sientes de esa manera. Esto requiere autorreflexión y una mirada objetiva a tus comportamientos, acciones y el mundo que te rodea. Pregúntate qué situaciones te hacen sentir solo y reflexiona sobre qué has hecho para mejorarlas o eliminarlas por completo. Esto es importante porque, antes de abordar un problema, debes comprender sus orígenes.

 

La empatía y la compasión son importantes

Ten presente que todos tienen problemas de todos tipos y tamaños y todos enfrentan diversos desafíos, sobre todo en las circunstancias actuales en las que muchos problemas se han vuelto más graves. Entonces, el comportamiento distante de los demás puede ser un efecto secundario involuntario de sus propias luchas y no realmente algo que tenga que ver contigo o con que no quieran estar a tu lado. 

 

Reflexiona sobre lo que los demás atraviesan ahora y pregúntate qué puedes hacer para aliviar su dolor. Haz algo bueno por ellos y, además de que te lo agradecerán y te lo devolverán con bondad, tendrás la satisfacción de haber ayudado y eso aminorará tu sensación de soledad. 

 

Además, hay dos categorías importantes de compasión a tener en cuenta: la compasión hacia los demás y la compasión hacia uno mismo. La autocompasión es aprender a no ser demasiado duro contigo mismo. Todos cometen errores, al igual que tú; todos viven, se equivocan, aprenden y siguen. Así que no te juzgues y no te hundas en arrepentimientos, mejor aprende de aquello en lo que has fallado y úsalo para crecer y mejorar.

 

Conecta con tu ser espiritual

La espiritualidad significa tener una conexión constante con algo o alguien que puede sonar abstracto para los demás, ya sea que llames a esa entidad alma, conciencia, naturaleza o dios, pero es algo que siempre está ahí, te da esperanza y paz. 

 

La conexión con ese ser espiritual que se encuentra en tu interior puede provenir de la meditación o una actividad como el tai chi o el yoga. Incluso puede darse al estar en contacto con la naturaleza. 

 

En conclusión, si bien no existe una solución única para todos para lidiar con la soledad, es importante que empieces por hacer una evaluación clara de ti mismo y las circunstancias que te hacen sentir solo. Una vez que tengas eso claro te será más fácil elegir los pasos que funcionan mejor para ti.

 

También ten presente que es muy importante cultivar y fortalecer amistades y redes de apoyo desde la juventud, para que tengas a quienes acudir en las siguientes etapas de la vida o en esos momentos en que la soledad te aceche. 

 

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