Es probable que últimamente hayas escuchado mucho más acerca de los ataques de pánico. Con la vida de hoy en día, en donde todo parece ir de prisa, este tipo de padecimientos se han vuelto mucho más comunes, pero no por eso tienen que convertirse en algo que atormente tu vida.
Lo primero que necesitas es reconocer que tienes ataques de pánico y estar convencido de que sí puedes controlarlos. Esto será un gran paso para que puedas sentirte mucho mejor. De nada sirve que niegues lo que te sucede, es mucho mejor aceptar las emociones y poder trabajar con ellas.
Un ataque de pánico se caracteriza por no poder respirar bien, sudar excesivamente, temblar involuntariamente y sentir que tu corazón late muy fuerte y rápido. Puede ser que te de miedo sentirte así; suena muy fácil, pero la clave es que puedas controlar tu respiración para calmarte.
Tener control sobre tu respiración es una de las herramientas más importantes e invaluables que puedes tener. Prácticamente todo lo puedes controlar o mejorar con una respiración adecuada. Cuando tienes un ataque de pánico, ésta se vuelve más rápida y superficial, por lo que es importante que te concentres en respiraciones profundas y con el diafragma para que realmente puedas relajarte.
Algunos ataques de pánico provienen de desencadenantes que te abruman. Si te encuentras en un ambiente con un ritmo rápido y muchos estímulos, puede que esa situación sea un disparador para un ataque de pánico.
Para reducir el efecto de los estímulos, cierra los ojos durante el ataque de pánico. Esto puede bloquear tu atención hacia lo que hay a tu alrededor y hacer que sea más fácil concentrarte en tu respiración.
Este tipo de práctica puede ayudarte a concentrarte en el aquí y ahora. Debido a que los ataques de pánico pueden hacerte sentir como fuera de la realidad, el mindfulness te ayudará a combatirlos, debido a que te muestra la realidad tal como es.
Concéntrate en las sensaciones físicas, como poner los pies bien plantados sobre el piso, sentir la textura de tu ropa en tus manos o cualquier otra sensación que percibas fácilmente a través de tus sentidos.
Las técnicas de relajación muscular pueden ayudar a detener el ataque de pánico antes de que llegue. Controlan la respuesta de tu cuerpo tanto como sea posible.
Relaja conscientemente un músculo a la vez, comienza con algo simple como los dedos de tus manos y muévete hacia arriba a través de todo tu cuerpo.
Las técnicas de relajación muscular serán más efectivas cuando las hayas practicado más de una vez.
La imaginación puede servir como tu aliada en momentos así. Tan solo piensa en aquel lugar que te hace sentir bien y relajado. Quédate un par de minutos con los ojos cerrados y solamente piensa en ese lugar mientras respiras profundamente.
Con información de Healthline