Todos en este mundo tenemos problemas, grandes, pequeños, medianos, de cualquier forma, pero siempre existirán. En este caso, acudir a terapia puede ser una gran solución, pero recuerda: si tú no pones de tu parte y eres honesto, no sirve de nada.
Tener amigos o familiares con los que puedas contar para platicar acerca de los problemas también es buena opción, pero nunca será lo mismo que hablarlo con un profesional en el tema.
Además, debes tener en mente que se trata de un proceso. Toma en cuenta que el camino nunca es lineal, siempre tendrás subidas y bajadas; lo único que tienes que hacer es tener paciencia y ser consciente de que ese proceso tomará su tiempo.
Antes de ir a terapia debes tomar en cuenta los siguientes puntos:
Dentro del mundo de la psicología existen un sinfín de opciones diferentes y al final tú eres el único que sabrá qué tipo te va mejor. Opciones como terapia cognitivo-conductual, terapia jungiana, de arte, psicología positiva, terapia basada en mindfulness, terapia somática, Gestalt, y la lista sigue y sigue.
Antes de decidir qué tipo de terapia es la mejor para ti, busca e investiga, pide opiniones y no te quedes con dudas. Asimismo investiga bien a tu terapeuta; recuerda que tienes que sentirte cómodo con él/ella, si no, las sesiones pueden ser complicadas.
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De nada sirve que acudas a terapia si no vas a ser completamente honesto con lo que te sucede. Con los terapeutas no sirve tener máscaras, porque a fin de cuentas será una perdida de tiempo para ti y para él. Reconoce muy bien por qué quieres ir y lo que necesitas trabajar. De esta manera podrás realmente poner manos a la obra y emprender tu viaje de descubrimiento.
No acudas a terapia con la idea de que te va a resolver todos tus problemas. El terapeuta simple y sencillamente será una guía para tu proceso, pero al final todo el trabajo recae en ti. Es como ir a la escuela, tus maestros son una guía, pero nunca tendrán la verdad absoluta. Todo eso depende de ti.
Si sientes que no estás de acuerdo con tu terapeuta en algo, entonces también háblalo; a fin de cuentas, estás en un espacio seguro. Tu voz debe ser respetada y escuchada en todo momento.
Y en la segunda, la tercera... y puede ser que todo el tiempo. Esto es normal. Cuando decides ir a terapia es porque seguramente quieres trabajar con algo emocional o que te afecta de esta forma, así que sentirte un poco triste o con las emociones a flor de piel no tiene nada de malo. Sé paciente contigo mismo y también reconoce que es parte del proceso.
Así como ser honesto es sumamente importante, también lo es cumplir con las tareas y los ejercicios que te dará el terapeuta. Todo lo que tiene que ver con la psique se debe trabajar de manera constante y con disciplina.
Con información de Bustle y Self