Establecer límites sanos en tu vida puede resultar complicado, mucho más si eres alguien que siempre depende de otros para sentirte bien, si no has desarrollado el sentido de tu propia vida y no tienes la suficiente confianza en ti mismo.
Tener en claro quién eres, lo que no te gusta, tus valores, gustos y disgustos, te ayudará a establecer límites sanos en tus relaciones y tu vida en general. Recuerda que en primer lugar debes estar bien tú para dar lo mejor de ti a los demás.
Además de la poca confianza en ti mismo, puede ser que hayas crecido en un ambiente de abuso y aprendiste a decir que sí para todo y evitar problemas. Si este es tu caso, puede ser que hayas anulado tus emociones y no te mencionaron que son importantes.
Ahora depende de ti reprogramar este patrón y darte cuenta de que establecer límites es un acto de amor propio. Recuerda que mereces ser tratado con respeto y que poner límites no es malo, lo necesitas en tu vida.
De acuerdo con la psicóloga y coach de vida Dana Gionta, esto es lo que necesitas para establecer límites sanos en los distintos ámbitos de la vida.
No se pueden establecer buenos límites si no estás seguro de dónde estás. Así que identifica tus límites físicos, emocionales, mentales y espirituales. Considera lo que puedes tolerar y aceptar y lo que te hace sentir incómodo o estresado. Esos sentimientos te ayudan a identificar cuáles son tus límites.
Gionta ha observado dos sentimientos clave en otros que son banderas rojas o señales de que haces a un lado tus límites: la incomodidad y el resentimiento. Sugiere pensar en estos sentimientos en un continuo del 1 al 10. Piensa en dónde te encuentras tú.
Si estás en el extremo superior de este continuo durante una interacción o en una situación, Gionta recomienda que te cuestiones lo siguiente: ¿qué causa esto? ¿qué es lo que te molesta de esta interacción o la expectativa de la otra persona?
Con algunas personas, mantener límites saludables no requiere un diálogo directo y claro. Normalmente, este es el caso si las personas son similares en sus estilos de comunicación, puntos de vista, personalidades y enfoque general de la vida.
Con otras personas, como las que tienen una personalidad o antecedentes culturales diferentes, tendrás que ser más directo sobre tus límites.
Considera el siguiente ejemplo: una persona siente que desafiar las opiniones de alguien es una forma saludable de comunicarse, pero a otra persona le parece irrespetuoso y tenso. En ese caso, puede ser necesario hablarlo, para llegar a acuerdos y mantener el equilibrio en la comunicación y la relación.
El miedo, la culpa y las dudas son grandes peligros potenciales. Es posible que temas la respuesta de la otra persona si estableces y haces cumplir tus límites. Pero la realidad es que no puedes pensar siempre en los demás cuando estableces tus límites. Sólo no le faltes al respeto verbal o físicamente a nadie. Aprende a comunicarte de forma asertiva y sin herir los sentimientos de otros.
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