Confianza. Uno de los pilares más importantes para todo lo que haces en tu vida: tus relaciones, tu carrera profesional, tus hobbies, todo necesita de ella. Incluso, la confianza en la vida y en el universo es esencial para que tengas una buena salud mental y hasta física. Porque recuerda que el estrés, la ansiedad y todo lo que podría causarte ser desconfiado, también tienen un impacto en la salud de tu cuerpo.
La confianza nace desde que eres pequeño; tus padres se deben asegurar de que seas una persona autónoma, aunque obviamente dependas de ellos cuando eres niño. Desde esa corta edad, lo ideal es que hayas tenido la oportunidad de confiar en lo que eres y haces, para que así confíes en todos los que te rodean.
Si bien esto se construye conforme pasan los años y se debe reforzar para que no se pierda, los eventos de la vida en ocasiones te hacen tambalear, dudar y poner en tela de juicio la lealtad de los demás, de tu familia, tu pareja, tus colegas, lo que haces y hasta lo que eres. Para que esto no suceda, todo debe empezar por ti.
Sí, puede ser que seas la persona más amable, cariñosa y comprensiva con los demás. ¿Pero realmente haces eso por ti? Tan sólo piensa por un momento, ¿cuándo fue la última vez que hiciste algo para ti? Esto no tiene nada que ver con ser egoísta, pero bien dicen por ahí que primero tienes que salvarte a ti mismo antes de querer salvar a los demás.
Esto es cierto porque, ¿cómo pretendes ser de ayuda para los demás si tú no has sanado tus heridas? No se trata tampoco de que seas perfecto, porque prácticamente nadie en este mundo lo es. Es simplemente cuestión de que cuides más de ti, confíes en tu valor y nadie ni nada te haga dudar de eso. Y sobre todo, confía en el universo.
El poder de las palabras proviene de las creencias que tienes sobre ellas: crees y encarnas tus palabras.
Tu cerebro está "cableado" para ser negativo. La neurociencia muestra que la mayoría de tus conversaciones internas son negativas. Este sesgo de negatividad hace que el cerebro reaccione de manera exagerada a las "malas palabras". Puedes superar esto si empiezas a ser más consciente de las palabras que eliges.
En su libro 12 reglas para vivir: un antídoto para el caos, el psicólogo Jordan Peterson menciona que debes tratarte a ti como si fueras alguien a quien es tu responsabilidad ayudar. Es todo lo contrario a lo que Carl Jung decía, que debes tratarte a ti mismo como quieres que te traten.
Para Peterson es mucho más importante que comiences con poner el enfoque en ti y que te veas a ti mismo como aquel amigo al que le das mil y un consejos, pero que muy pocas veces los pones en práctica tú.
Los pensamientos e historias que creas en tu mente, se vuelven cada vez más recurrentes porque les das vueltas una y otra vez. Recuerda que las neuronas que se activan con este tipo de pensamientos se refuerzan y todo se vuelve mucho peor, porque es casi como si tu cerebro estuviera ya acostumbrado a esos químicos que liberan los pensamientos. Así que primero debes tener conciencia de todas estas historias que te cuentas a ti mismo. Puedes escribirlo para que cada semana lo revises y tú solo te des cuenta de los patrones de pensamiento que tienes.
Las afirmaciones son frases que te dices a repetidamente a ti mismo. El Sistema de Activación Reticular (RAS) es una parte de tu cerebro en donde esas afirmaciones se almacenan y se convierten en parte de tu realidad.
Algunos ejemplos que puedes emplear:
En lugar de concentrarte en lo negativo, empieza a darle la vuelta y verle el mejor lado posible.
Por ejemplo, en lugar de decir, "debo lavar la ropa" elige algo como "quiero lavar la ropa, porque entonces podré tener cosas limpias que ponerme en la semana". Esto hará que tu cerebro no piense que esa tarea es un tedio, sino una elección propia que a la larga será para tu bienestar.
La próxima vez que tu mente comience a hacerse historias negativas, no dejes que tomen las riendas de tus emociones. Pregúntate a ti mismo si eso es algo que te ayudará o te hará daño, pero realmente haz el esfuerzo por hacerlo, respira y mantén la calma.
Cualquier hábito toma tiempo, así que esto también lo hará. Ante todo, tienes que ser muy paciente y consciente de que estás en un proceso. Como dijo Glen Bassett: "Si sigues con lo mismo que siempre has hecho, serás la misma persona que siempre has sido".
Las palabras son poderosas, pero no esperes milagros. Los nuevos hábitos se forman cuando se aprenden y aplican nuevas estrategias. El cambio toma tiempo y práctica. Necesitas desarrollar conciencia antes de que puedas implementar un diálogo positivo contigo mismo en tus rutinas diarias.